Mala farma, por Ben Goldacre


mala-farma_9788449328435Ben Goldacre se ha erigido en los últimos años como una de las voces más respetables y autorizadas (además de rápida, prueba a ver si no alguno de sus vídeos en youtube) en su crítica de las malas prácticas que rodean el mundo de la ciencia en general, y el de la medicina en particular.

En su anterior libro, Mala ciencia, ya reseñado en este mismo blog, alabamos el estilo siempre puntilloso, exigente y al mismo tiempo no exento de ironía del que hacía gala Goldacre al criticar con igual dureza a charlatanes, periodistas, políticos, científicos y todos aquellos que intervienen en la cadena de errores que llevan a tomar decisiones erróneas y desinformadas. Partiendo de tan memorable precedente este segundo esfuerzo literario de Goldacre se antojaba un apetitoso manjar que llevarse a la boca. Sin embargo, el bocado se ha tornado amargo según avanzaba en la lectura y profundizaba en los repetitivos argumentos exhibidos a lo largo del libro para criticar el estado en el que se encuentra la industria farmacéutica y su relación con médicos y pacientes. Para colmo de males, de su característico humor, ni rastro.

Comentaba al comienzo que Goldacre se caracteriza por un estilo puntilloso y estricto, además de una endiablada rapidez en su exposición de las críticas a todos aquellos que demuestran malas prácticas entorno al mundo de la ciencia. Y sin embargo, en este libro Goldacre se pasa de frenada y cae en algunos de los defectos que tanto critica. Todo lo que en su anterior obra era objetividad y rigurosidad se vuelve fingida solidez, una poco creíble pose de constante e inmensa indignación, y no pocas dosis de hipérbole y drama.

pharmabigCon todo, hay que decir que la lectura de Mala farma es recomendable y su autor acierta a plantear algunos de los graves problemas que aquejan al negocio farmacéutico como seguimos entendiéndolo hoy en día, pese a los enormes esfuerzos que como bien relata Goldacre hace la propia industria por hacernos creer que pertenecen al pasado. Cada capítulo, además, concluye con una recopilación de propuestas que lanza el autor para intentar enmendar los problemas enumerados en esa sección. Son la repetición innecesaria de argumentos, el estirar las evidencias hasta generalizarlas como prácticas comunes y la constante pose de pretendida sorpresa y enfado lo que entorpecen el discurso de Goldacre y crean una sensación negativa del relato. Al mismo tiempo, estos excesos se complementan con carencias importantes, como pueden ser la falta de una mayor profundidad en la descripción de cómo se obtienen los nuevos fármacos y cuáles son las estrategias de I+D de las farmacéuticas, asunto en el que no escasean tampoco los motivos de alarma y preocupación, pero sobre los que Goldacre pasa de puntillas.

El libro comienza con el que es en la actualidad el caballo de batalla de Goldacre, esfuerzo al que dedica gran parte de su tiempo y lucha, la reivindicación de que todos los datos derivados de la experimentación clínica deben ser hechos públicos. Sin duda, es este un aspecto a mejorar en la práctica clínica de gran importancia como el autor se afana (hasta casi ponernos en contra de algo tan lógico) en argumentar no sólo en este capítulo inicial, si no a lo largo de todo el libro.

Le sigue un raquítico capítulo que pretende dar cuenta de dónde salen los nuevos medicamentos. Escaso, falto de información, incluso erróneo, como cuando alega que las plantas sean fuente principal de obtención de fármacos porque, a fin de cuentas, “compartimos con ellas gran parte de la estructura molecular” (!?).

A continuación el libro aborda la inquietante labor reguladora de los organismos que deberían velar por la integridad y pulcritud de las actividades de las farmacéuticas, unos organismos reguladores que en muchas ocasiones están permeados por la propia industria que deberían regular, y con una obsesión desmesurada por el secretismo.

De ahí se pasa a un capítulo en el que se critican los ensayos clínicos, un instrumento sin duda mejorable, por supuesto sujeto a abusos por la industria, de los cuales (una vez más) se nos recuerda lo importante que es disponer de todos los datos, pero acerca de los cuales no existe un elogio igualmente merecido y sobre el que se vierten en ocasiones acusaciones simplistas, como aquella de que se ensayan los candidatos a nuevos medicamentos en las primeras fases del desarrollo de fármacos en pacientes ideales. Una acusación tan particular como criticar que los ensayos con animales de laboratorio se realicen con cepas genéticamente puras en condiciones alejadas de la naturaleza.

El penúltimo capítulo es una defensa encomiable de la ampliación del sistema de ensayo del verdadero efecto de los fármacos a nuestra disposición dentro del mismo sistema de salud, implicando a los propios médicos de cabecera y a sus pacientes, con el objetivo de obtener datos fidedignos y reales de los medicamentos que manejamos de una manera eficaz y sencilla.

Ben GoldacreRemata el libro destapando las tácticas de marketing más o menos evidentes que las farmacéuticas emplean para “colocar” sus productos en buena posición en el libro de recetas de los médicos. Se relatan aquí tácticas abiertamente ilegales, algunas relativamente deshonestas, pero también en ocasiones se exagera en cierta medida. No todos los ámbitos de la vida pueden ser tan puros y alejados de la realidad económica y algunas actividades de apoyo de las compañías farmacéuticas a grupos de pacientes, al fomento de la investigación, a la formación y divulgación de descubrimientos médicos, etc, se benefician del soporte económico que la industria otorga y sin el cual se perjudicaría la medicina.

Para terminar y ofrecer una visión del tono general del libro que me parece criticable, citaré a continuación la descripción que Goldacre hace de algo tan complejo y en muchas ocasiones tan exitoso (aunque le pese al escritor) como es el descubrimiento de nuevos fármacos:

Es un camino nebuloso que suele resultar enigmático para médicos y pacientes, con trampas ocultas a cada paso, extraños incentivos y espeluznantes historias de abuso. De ahí salen los nuevos medicamentos.”

¿Conspiranoico? ¿Llamativo? ¿Exagerado? ¿Dónde queda la buena investigación, el esfuerzo de grandes científicos, el avance de la ciencia? No neguemos los errores, arrojemos luz sobre las malas prácticas, exijamos mejores ensayos, todos los datos, claridad en los conflictos de intereses, buena regulación; pero no caigamos en el exceso y la estridencia, porque corremos el riesgo de perjudicar una actividad tan importante y necesaria, partiendo de un loable deseo de mejora.

Mala farma. Cómo las empresas farmacéuticas engañan a los médicos y perjudican a los pacientes”. Por Ben Goldacre (Paidós Contextos). 384 páginas. ISBN: 978-84-493-2843-5. Traductor: Francisco Martín Arribas.

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Radicales libres por Michael Brooks


Dicen las encuestas y estudios sociológicos más fiables, que la mayoría de la población tiene una imagen muy positiva de la ciencia en general y de los científicos en particular. Sin embargo, ¿conocemos a los científicos? El retrato robot del científico tiene dos caras (a lo Dr Jekyll y Mr Hyde) influidas sin duda por la literatura, el cine y demás ficciones. Una, la de la personalidad trastornada, ególatra, del científico chiflado encerrado en su laboratorio, trabajando en solitario, jugando a ser dios manipulando la vida y el universo. Otra, por el contrario, la del sabio despistado, obsesionado con elucubraciones y problemas que se escapan al entendimiento (y el interés) de la mayoría, en pos del saber máximo y puro, desinteresado, desprendido, sacrificado, abnegado y con una máxima exigencia ética e intelectual.

Deshacer esta última visión es el objetivo de Michael Brooks en su más reciente libro, “Radicales libres” (Ariel) y que lleva como subtítulo “La anarquía secreta de la ciencia”. Brooks es un periodista especializado en temas de ciencia, no en vano es doctor en física, y autor de libros de divulgación, como su anterior “13 cosas que no tienen sentido” (también en Ariel), en donde llegaba a dar pábulo a teorías mágicas como las de la homeopatía.

Sin duda ya alerta por este precedente, emprendí la lectura de este “Radicales libres” gracias Antonio Martínez Ron (@aberron). Lo primero que me llamó la atención fue el título, por sus reminiscencias relativas a los perniciosos radicales de oxígeno producto del metabolismo celular y a los cuales se apunta en muchas ocasiones como causantes de muy diversos males, incluido el envejecimiento. Y el subtítulo, al que se hace referencia a lo largo de todo el libro, causando siempre en mi una constante sensación de que tenemos conceptos muy distintos del término “anarquismo”.

Como decía, la intención declarada por Michael Brooks es desmontar esa imagen idealizada, presente en el imaginario popular, de científico puro ajeno a pasiones, debilidades y luchas, y dispuesto a tomar atajos de dudosa categoría moral. Como en cualquier otra categoría profesional o comunidad existe diversidad de personalidades, con algunos de sus miembros destacando de manera señalada por excéntricos, esotéricos, obstinados competidores, cuando no directamente falsificadores y manipuladores. El problema es que pese a que ese diagnóstico sea cierto, el autor trata de convencernos de que esa otra imagen que pinta, más cercana a la caricatura, es la norma e incluso que algo de ello es absolutamente necesario para triunfar en ciencia. Ese “algo” es lo que él, de manera inopinada, denomina “anarquía secreta de la ciencia”. Para convencernos, el autor relata una serie de acontecimientos en torno a destacados científicos, pero se queda en lo anecdótico, estirando aquellos aspectos más “peculiares” de sus biografías hasta hacerlos pasar como trascendentes y fundamentales en las vidas y en la ciencia desarrollada por estos científicos. Así por ejemplo, dar pábulo a las fantásticas historias de consumo de sustancias estupefacientes por parte del muy magufo Nobel Kary Mullis (el inventor de la PCR) y resaltar como fundamental dicho consumo en sus descubrimientos, es tratar de ajustar la realidad a una hipótesis previa aunque sea necesario deformarla.

Este es sin duda el mayor defecto del libro, por lo demás una colección inconexa de científicos y sus descubrimientos (aunque también erróneamente sazonada de personajes del mundo de la tecnología y no de la ciencia) relatados con mayor o menor precisión según el caso. Ese afán por querer ilustrar unas conclusiones a las que el autor se ha propuesto llegar desde el principio, aunque para ello haya que forzar los hechos, confundiendo por ejemplo la interpretación propia de los científicos con hechos probados cuando se ajustan a sus tesis o interpretando los hechos para que concuerden con sus teorías.

Como decíamos antes, al igual que en cualquier otra actividad humana podemos encontrar todo tipo de personalidades en ciencia. Las peculiaridades de la profesión científica favorecen ciertas conductas o formas de ser. Y es verdad que muchas veces esas conductas no responden al cliché que hay en la sociedad. Pero me temo que tampoco responden a la caricatura que Brooks quiere dibujar quedándose en los superficial y llamativo, no yendo más allá.

Mención a parte merece la penosa traducción de Joandomenec Ros que inunda el texto de palabros y expresiones de difícil digestión, tales como “Gran Estallido”, “caldeamiento global”, “célula patrón”, etc.

Trick or Treatment: Alternative Medicine on Trial, por Simon Singh y Edzard Ernst


En «Trick or Treatment«, Simon Singh y Edzard Ernst realizan un exhaustivo repaso de las evidencias científicas detrás de los anuncios de extraordinarios efectos en la salud de las denominadas «medicinas alternativas y complementarias«. Para los menos ilusos no supondrá ninguna sorpresa conocer de manera rigurosa la ineficacia de la inmensa mayoría de estos tratamientos, pero resulta entretenido e informativo el relato que estos autores hacen de conceptos básicos y de la historia del ensayo clínico, el efecto placebo, etc.

Edzard Ernst es nada menos que el primer profesor en medicina complementaria de la universidad de Exeter y lleva toda una vida dedicada al estudio riguroso de la eficacia y seguridad de los tratamientos alternativos. Simon Singh es periodista y escritor especializado en ciencia, autor de programas radiofónicos y de televisión. Entre sus libros anteriores figuran algunos tan recomendables como «Fermat´s Last Theorem» o «The Code Book«.

Ernst y Singh

Además de introducir conceptos como el ensayo clínico, el efecto placebo o la medicina basada en la evidencia, los autores hacen un minucioso repaso de los principios básicos, la historia y las evidencias de cada uno de los cuatro campos fundamentales de la medicina alternativa de nuestros días. Estos son: la homeopatía, la quiropráctica, la acupuntura y las hierbas medicinales. No salen muy bien paradas ninguna de estas prácticas, pero es en el detalle del análisis de sus principios básicos y los resultados disponibles sobre su eficacia donde el libro presenta con rotundidad sus conclusiones. Estas cuatro formas de medicina alternativa se ven complementadas con el análisis más somero de otras 36 formas distintas de terapias alternativas, culminando con ello todo un tratado que bien sirve de enciclopedia de referencia sobre todas estas prácticas.

Esta rigurosidad y afán por cubrir todas las formas de terapia alternativa supone en ocasiones que el libro se haga algo repetitivo y tedioso, pero bien pueden usarse estos apartados más exhaustivos como obra de referencia y disfrutar de la lectura del resto.

Página web oficial del libro: Trick or Treatment

Trick or Treatment: Alternative Medicina on Trial por Edzard Ernst y Simon Singh (Bantam Press) ISBN: 0593061292

Bad Science por Ben Goldacre


Ben Goldacre es un médico que ejerce en el servicio público de sanidad británico y periodista especializado en ciencia. Hace años comenzó su aventura en el mundo de la divulgación científica, especializándose en desenmascarar a los charlatanes vendedores de píldoras mágicas y tratamientos alternativos, criticar a lo medios de comunicación por su pésima formación científica y su afán sensacionalista, revelar las irracionales medidas adoptadas por políticos y autoridades, y ayudarnos a entender los errores típicos subyacentes detrás de muchos de nuestros malentendidos de la ciencia, incluidos los de los propios científicos.

Esta labor la realiza Goldacre desde su tribuna privilegiada como columnista semanal en el prestigioso diario británico The Guardian, así como através de su blog, BadScience.net, en el que se recogen sus artículos, además de un foro de discusión abierto al público.

En Septiembre del 2008, Goldacre publicó este libro que es fiel reflejo de su estilo irónico e incisivo. Nutricionistas, homeópatas, antivacunación, negacionistas del VIH, farmacéuticas, etc, todos son blanco de su análisis y crítica satírica, desenmascarando sus errores, cuando no sus engaños.

El libro fue aclamado por la crítica, habiendo recibido comentarios elogiosos en muy diversos medios de comunicación, así como por el público, que lo aupó a los puestos más altos de ventas en Amazon.

Ben Goldacre

Uno de los capítulos más controvertidos de su libro hace referencia al magnate de las vitaminas Matthias Rath, al cual Goldacre había dedicado una serie de artículos desenmascarando sus prácticas promotoras del consumo de píldoras de vitaminas para pacientes de SIDA en Suráfrica, y en contra del uso de antirretrovirales. Con el apoyo del gobierno sudafricano, Matthias Rath (entre otros) ayudó a extender la epidemia de SIDA y negó la imprescindible ayuda terapéutica que podría haber evitado miles de muertes innecesarias. Matthias Rath decidió demandar judicialmente a Goldacre, que se vio envuelto en un costosísimo proceso penal que no podría haberse sufragado si no hubiese contado con el apoyo (no sólo emocional, si no decisivamente monetario) de The Guardian, y a retirar el capítulo dedicado al asunto en la edición inicial del libro. Finalmente los cargos contra él fueron retirados y The Guardian sigue intentando recibir compensación económica por el desembolso que el proceso supuso.

Afortunadamente para todos nosotros, Goldacre incluyó en ediciones posteriores de su libro este capítulo, pero además lo hizo accesible de manera gratuita através de la red (http://badscience.net/files/The-Doctor-Will-Sue-You-Now.pdf).

Para los que tengan problemas con el inglés, se espera una edición en castellano para este mismo año editado por Paidos.

Bad Science por Ben Goldacre (Fourth Estate) ISBN: 9780007240197