HeLa en español


En este blog hablamos ya con anterioridad del sensacional libro “The immortal life of Henrietta Lacks”, de la periodista estadounidense Rebecca Skloot, y celebramos su tremendo éxito de ventas y crítica. Pues bien, desde hoy mismo 07/06/2011, tenemos ocasión de disfrutar de este interesantísimo libro también en castellano, en su edición por la editorial Temas de Hoy y bajo el título “La vida inmortal de Henrietta Lacks”.

Recordemos que el libro es de “no ficción”, puesto que narra las vicisitudes que rodearon el hito científico del establecimiento de la primera línea celular humana en cultivo, las archi-famosas células HeLa; pero a su vez desarrolla de manera magistral toda la historia familiar de los descendientes de Henrietta Lacks, la paciente afroamericana de la que se extrajeron las células (de ahí el nombre de las células, HeLa, de Henrietta Lacks) y las consideraciones éticas derivadas de la explotación comercial de un material biológico extraído de una paciente pobre sin su consentimiento.

Temas de Hoy destaca el lanzamiento del libro con el siguiente comentario:

Esta es la apasionante historia de una mujer cuyos tejidos han salvado la vida a millones de personas en todo el mundo.”

¡Altamente recomendado!

Ficha técnica

  • Fecha de publicación: 07/06/2011
  • 448 páginas
  • ISBN: 978-84-8460-993-3
  • Código: 10002813
  • Formato: 15,5 x 23,5 cm.
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Colección: Fuera de Colección
  • Traductor: María Jesús Asensio Tudela

Booktrailer en YouTube (en inglés): http://www.youtube.com/watch?v=1vow1ePzuqo

Mejor-de-lo-mejor 2010 no-ficción


En este blog nos hicimos eco el año pasado de la publicación en el mercado estadounidense del sensacional primer libro de la periodista Rebecca Skloot titulado “The immortal life of Henrietta Lacks” (ver entrada anterior “Las células inmortales de Henrietta Lacks”). Terminado el año es habitual encontrarse con multitud de listas de “lo mejor del año” y entre ellas, lógicamente, las listas de los mejores libros del año. Son varias en las que destaca este libro sobre las células HeLa (Amazon.com, New York Times, Publishers Weekly, etc) y, en un esfuerzo de metanálisis realizado por la publicación especializada del sector editorial PublishersMarketplace.com recopilando la opinión de 30 listas distintas de “lo mejor del año” para encontrar “lo mejor de lo mejor”, “The immortal life” ocupa el puesto número 1 de la lista de libros de no-ficción del 2010.

 

La autora, Rebecca Skloot

Recordaos que en el libro, Skloot realiza una excelente labor por relatar tanto su búsqueda (que inició en su época de estudiante, cuando con 16 años oyó por primera vez hablar de las células HeLa de boca de su profesor de biología) por entender tanto los aspectos científicos relacionados con la investigación en biología celular, como sus esfuerzos por adentrarse en las historias personales de los miembros de la familia de Henrietta Lacks, la paciente afroamericana de la que se extrajeron las células que posteriormente alcanzarían fama mundial bajo el acrónimo de HeLa (de Henrietta Lacks). Por el camino, Skloot desgrana diversos temas que entran en el campo de la divulgación en biología como el significado de la inmortalidad de los cultivos celulares, las dificultades de los pioneros de la biología celular por establecer cultivos y entender las bases de ese proceso, el uso intensivo que se les ha dado a estas células en muy diversos campos de la biología celular y molecular, así como en la virología y en el desarrollo de vacunas, etc. Al mismo tiempo, nos ofrece la posibilidad de reflexionar sobre aspectos éticos y legales derivados de la investigación científica, y representa un valioso relato sobre el camino recorrido hasta nuestros días en todo lo relacionado con estos temas. Todo ello además está aderezado con pinceladas emocionales y humanas cuando la escritora nos traslada su experiencia en el trato con la familia de Henrietta, gentes humildes, con escasos recursos que han sufrido duras condiciones a lo largo de la vida y que entienden muy a duras penas todas las implicaciones derivadas de las células de uno de los miembros de su familia.

 

Tal ha sido el impacto generado por la publicación de este libro que el Washington Post incluyó sorprendentemente a Skloot en su lista de los 5 nuevos personajes más influyentes del año 2010.

Esperamos la publicación del libro en su edición española y veremos cuál es su acogida entre nosotros.

 

Las células inmortales de Henrietta Lacks


El último libro de la periodista Rebecca Skloot sobre las células HeLa está siendo un auténtico best seller, al menos en EEUU (recientemente amazon.com lo declaró uno de los 10 mejores libros del año hasta la fecha), algo que, desde la perspectiva española, resulta gratamente sorprendente. Skloot se había sentido atraída por la historia de las células HeLa desde su época de estudiante, cuando con 16 años oyó por primera vez hablar de ellas de boca de su profesor de biología. Supo entonces que estas células habían sido derivadas de una biopsia de cuello uterino realizada a una mujer afroamericana a mediados del siglo XX y su curiosidad sobre el origen y las circunstancias que rodearon este hito científico se despertaron en ella. Años más tarde, cuando decidió dedicarse a la escritura, la primera historia que vino a su cabeza fue la de estas células y cómo habían sido obtenidas.

Henrietta Lacks: 1920-1951

 

En su libro, Skloot realiza una excelente labor por relatar tanto su búsqueda por entender los aspectos científicos relacionados con la investigación en biología celular, como sus esfuerzos por adentrarse en las historias personales de los miembros de la familia de Henrietta Lacks, la paciente afroamericana de la que se extrajeron las células que posteriormente alcanzarían fama mundial bajo el acrónimo de HeLa (de Henrietta Lacks). Por el camino, Skloot desgrana diversos temas que entran en el campo de la divulgación en biología (algunos de ellos tratados anteriormente en este mismo blog), como el significado de la inmortalidad de los cultivos celulares, las dificultades de los pioneros de la biología celular por establecer cultivos y entender las bases de ese proceso, el uso intensivo que se les ha dado a estas células en muy diversos campos de la biología celular y molecular, así como en la virología y en el desarrollo de vacunas, etc. Al mismo tiempo, nos ofrece la posibilidad de reflexionar sobre aspectos éticos y legales derivados de la investigación científica, y representa un valioso relato sobre el camino recorrido hasta nuestros días en todo lo relacionado con estos temas. Todo ello además está aderezado con pinceladas emocionales y humanas cuando la escritora nos traslada su experiencia en el trato con la familia de Henrietta, gentes humildes, con escasos recursos que han sufrido duras condiciones a lo largo de la vida y que entienden muy a duras penas todas las implicaciones derivadas de las células de uno de los miembros de su familia.

George Otto Gey

 

Las células HeLa fueron establecidas por George Gey en 1950 a partir de la biopsia del cuello uterino de Henrietta Lacks (que posteriormente falleció a consecuencia de ese cáncer de cuello de útero) sin su consentimiento, cuando esta acudió al hospital Johns Hopkins de Baltimore. Hoy en día ese hecho puede parecernos una aberración, pero la legislación que regula la cesión de muestras biológicas derivadas de pacientes se encuentra en su infancia. El concepto de consentimiento informado otorgado por los pacientes, es algo de nuestros días. Hasta muy recientemente, las muestras para investigación se obtenían sin ni siquiera informar a los pacientes del procedimiento que se estaba realizando en ellos, ni que sus tejidos iban a ser usados en investigación, ni mucho menos en qué investigación.

En nuestro país, la reciente Ley 14/2007 de Investigación Biomédica establece el marco en el que ha de desarrollarse el uso de muestras humanas en investigación. Este marco legislativo, uno de los más avanzados del mundo, se completará en breve con la publicación del Real Decreto que desarrollará dicha Ley y establecerá las medidas concretas que garanticen la cesión de muestras biológicas tras consentimiento informado para investigaciones concretas y definidas, la “anonimización” de las mismas, el derecho del paciente a solicitar la destrucción de sus tejidos en cualquier momento, etc. Sin embargo, la galería de los horrores que era norma en el mundo que rodea la investigación biomédica es desconocida para la mayoría de nosotros, y Skloot ofrece un relato espeluznante de las prácticas habituales durante gran parte del siglo pasado, en especial con poblaciones desfavorecidas como la comunidad afroamericana de EEUU.

Células HeLa observadas por microscopía de inmunofluorescencia

 

George Gey tuvo un gran éxito creciendo las células HeLa y hoy en día podemos afirmar, sin temor a exagerar, que todo laboratorio que trabaje con células humanas ha usado en algún momento, si no usa rutinariamente, esta línea celular. De hecho, se ha podido observar que una de las mayores contaminaciones en las líneas celulares que se distribuyen de laboratorio a laboratorio en el mundo, proviene de células HeLa creciendo como “invasoras” en los cultivos celulares. Alguien calculó una vez que la expansión de células HeLa a lo largo de los años ha llegado a generar un volumen tal de células que equivaldrían a 100 veces el Empire State Building de Nueva York (personalmente me parece un cálculo «arriesgado»). Pero esa distribución de células no fue siempre altruista y son muchas las compañías biotecnológicas que medraron a costa de vender viales de células HeLa a todos los laboratorios del mundo. Este hecho contrasta con la miseria con la que se han desenvuelto los herederos de Henrietta Lacks, sufriendo incluso para poder costearse la asistencia sanitaria cuando, paradójicamente, las células de su familiar han servido para ayudar en el avance de tantos campos de la biomedicina. En este sentido, el libro nos ofrece argumentos para el debate sobre quién se debe beneficiar de las investigaciones derivadas del uso de material biológico de pacientes y donantes anónimos. La batallas legales que se han librado hasta el momento no ofrecen lugar a la duda, nunca el paciente.

Rebecca Skloot ha construido un best seller alrededor de una historia científica

 

Finalmente, es también destacable el esfuerzo realizado por la escritora por acercarnos su experiencia ahondando en el entorno familiar de los Lacks, gente humilde y desgraciada, sin formación básica y que entiende muy a duras penas (también porque nadie hasta hoy se había preocupado de ello) que las células de su madre, tía, abuela, etc, estén aún hoy en día vivas en los laboratorios de todo el mundo, creciendo en frascos o placas de plástico, o formando parte de stocks congelados, y que los científicos las infecten con virus o las sometan a todo tipo de pruebas. De su íntima relación con algunos de los miembros de la familia se desprenden pasajes llenos de emotividad que ofrecen el ángulo más humano de todo el apasionante relato que rodea la historia de las células HeLa.

The Immortal Life of Henrietta Lacks, por Rebecca Skloot. Editorial Crown Publishing Group, Nueva York (February 2, 2010), idioma inglés. ISBN-10: 1400052173; ISBN-13: 978-1400052172.

Actualización 09/07/10, 12:31 am. La autora, Rebecca Skloot, nos ha confirmado vía Facebook que se está trabajando en una versión es español (además de en varios otros idiomas).

Rebecca Skloot: «Thanks for the review, and for sharing the link. A Spanish language edition is coming soon! It’s currently being translated into Spanish, French, Italian, Portuguese, Dutch, German, Hebrew, Japanese, and at least one Chinese language (I believe Taiwanese), as well as a few others. I’ll post information here and on my website (www.rebeccaskloot.com) as each edition becomes available.»

Notas curiosas:

– El libro va a ser llevado al cine de la mano de la popular Oprah Winfrey, Alan Ball, y la HBO. Desconocemos la posibilidad de una, más que recomendable, futura edición del libro en español.

– Pase de diapositivas relacionadas con el libro en el flickr de la autora:

http://www.flickr.com/photos/rebeccaskloot/sets/72157623243930457/show/

– Página web oficial sobre el libro de la autora:

http://rebeccaskloot.com/the-immortal-life/

Vídeo de las células HeLa en cultivo dividiéndose.

La nueva lápida que marca la tumba de Henrietta Lacks

 

Epitafio de la tumba de Henrietta Lacks:

Henrietta Lacks, August 01, 1920-October 04, 1951.

In loving memory of a phenomenal woman, wife and mother who touched the lives of many.

Here lies Henrietta Lacks (HeLa).  Her immortal cells will continue to help mankind forever.

Eternal Love and Admiration, From Your Family

Senescencia celular y cáncer


Describíamos en una entrada anterior, dedicada a las causas moleculares del envejecimiento, que en los años 60 Len Hayflick describió el proceso de senescencia celular; aquel por el cual todas las células somáticas de un organismo, cuando son puestas en cultivo proliferan de manera normal hasta experimentar una serie de cambios morfológicos que acompañan la parada irreversible en su capacidad de dividirse. Estas observaciones fueron pioneras y marcaron el inicio de un campo de estudio en la capacidad proliferativa limitada de las células. Pero su descripción resultó complicada. Cuando Hayflick redactó sus observaciones y mandó sus resultados a publicar a la revista Journal of Experimental Medicine, la contestación negativa que recibió vino acompañada de un comentario «nada agradable» por parte del editor encargado de examinar su trabajo, Peyton Rous, posteriormente galardonado con el premio Nobel en el año 1966 por sus pioneras observaciones sobre la transmisión de ciertos tipos de cáncer y las infecciones virales. Según Rous, el único motivo por el cual las células que Hayflick había extraído de humanos, puesto en cultivo e intentado expandir, habían cesado en su proliferación era por su incapacidad e ineptitud para cultivar células, puesto que todas las células puestas en cultivo, son esencialmente inmortales.

“El mayor hecho derivado de la investigación en cultivos celulares de los últimos 50 años es que las células, capaces de manera innata de multiplicarse, lo harán indefinidamente si se les suministra el medio adecuado para ello” Peyton Rous

Y ahí está el quid de la cuestión. Desde que Ross Harrison en el año 1907 iniciase la época del cultivo de células animales, los pioneros de esta novedosa tecnología habían tenido que desarrollar medios nutritivos en los que mantener las células y ser especialmente cuidadosos con las contaminaciones (por aquel entonces aún no se conocían los antibióticos).

Ross Granville Harrison
Ross Granville Harrison

Pero los primeros éxitos, como los del cirujano francés afincado en Nueva York y ganador del premio Nobel, Alexis Carrel, que consiguió establecer cultivos de células de embrión de pollo que se mantuvieron vivos durante 34 años (dos años más de los que vivió el mismo Carrel) y en especial el cultivo de la línea de células tumorales HeLa por George Gey en 1952, parecían indicar que las células extraídas de los tejidos eran esencialmente inmortales y podían ser propagadas y mantenidas indefinidamente en cultivo. Estas observaciones llevaron a la aceptación generalizada de la idea de que las células individuales del organismo son inmortales, mientras que el organismo en si es mortal. De este hecho se derivaba la hipótesis de que el envejecimiento era un fenómeno del organismo multicelular completo y no un fenómeno individual celular.

George Gey
George Gey

Sin embargo, posteriormente se pudo demostrar que los cultivos de Alexis Carrel no eran “reproducibles” y que para el resto de líneas celulares conocidas por aquellas fechas, las células habían perdido esta barrera o límite proliferativo y por ello, se dividían indefinidamente. Las células HeLa, que mencionábamos antes, fueron establecidas por George Gey a partir de una biopsia del cuello uterino de una paciente (sin su consentimiento, por cierto) llamada Henrietta Lacks (de ahí el nombre de la línea, Henrietta Lacks) y que posteriormente falleció de cáncer de cuello de útero. Gey observó que estas células se establecían y propagaban en cultivo sensacionalmente, lo cual permitía tener un sistema celular con el que desarrollar todo tipo de experimentos en el laboratorio. Las células HeLa tuvieron tanto éxito que hoy en día podemos afirmar sin temor a exagerar que todo laboratorio que trabaje con células humanas ha usado en algún momento, si no usa rutinariamente, esta línea celular. De hecho, se ha podido observar que una de las mayores contaminaciones en las líneas celulares que se distribuyen de laboratorio a laboratorio en el mundo, proviene de células HeLa creciendo como “invasoras” en tus cultivos celulares. Alguien calculó una vez que la expansión de células HeLa a lo largo de los años ha llegado a generar un volumen tal de células que equivaldría a 100 veces el Empire State Building de Nueva York (personalmente me parece un cálculo «arriesgado»).

Henrietta Lacks (1920-1951)
Henrietta Lacks (1920-1951)

Por el contrario, las líneas de fibroblastos aisladas por Hayflick procedían de fetos sanos y, por tanto, sus células son consideradas normales, diploides (mantienen su juego de cromosomas materno y paterno intacto sin duplicaciones ni pérdidas) y primarias, es decir, no han sufrido ningún tipo de alteración genética. Las células, así, son siempre “mortales” en contraposición a las células tumorales, que son aneuploides o poliploides (con pérdidas o ganancias cromosómicas o con múltiples juegos de cromosomas) y transformadas. Las células tumorales son esencialmente “inmortales«.

La fascinante historia de las células HeLa se puede conocer en mayor detalle leyendo el sensacional libro de Rebecca Skloot «The immortal life of Henrietta Lacks« que fue publicado (en inglés) recientemente y es todo un éxito de ventas.