Todo lo que siempre quiso saber sobre el resveratrol y no se atrevía a preguntar


La ciencia que estudia las bases moleculares del envejecimiento ha obtenido unos éxitos tan asombrosos en lo relativo a intervenciones anti-envejecimiento en modelos animales experimentales de laboratorio, que incluso se están empezando a plantear posibles tratamientos que retrasen, o incluso reviertan, el envejecimiento. Todos los días asistimos maravillados a nuevos descubrimientos que desentrañan los más íntimos secretos de la maquinaria responsable del envejecimiento, y al desarrollo de modificaciones genéticas o al ensayo de tratamientos en animales de experimentación que resultan en longevidades que harían palidecer al mismísimo Matusalén. ¡El envejecimiento es maleable! Estos hallazgos son amplificados por los medios de comunicación, en muchas ocasiones de manera errónea por una falta de entendimiento claro de las implicaciones de la investigación básica de los periodistas o por afán sensacionalista, otras veces por la irresponsabilidad de los propios investigadores, que ven la ocasión de promocionarse gracias a la difusión adquirida a través de los medios de comunicación.

Quizás la ciencia no esté aún ahí, pero la industria de los suplementos dietéticos llega más lejos que la propia ciencia para vendernos ya, tratamientos que prometen mantenernos jóvenes para siempre. Existen regulaciones estrictas en lo que la industria farmacéutica puede vender. Primero deben demostrar con hechos, de una manera controlada, verificable y reproducible, la seguridad y efectividad del producto, un proceso largo y costoso. Además, un medicamento tiene un seguimiento posterior a su lanzamiento al mercado que trata de detectar cualquier incidencia que pudiera surgir y que no hubiese sido prevista por los estudios previos de seguridad, para poder actuar a tiempo y retirar el medicamento si es preciso.

Tenemos también toda una reglamentación al respecto de lo que podemos decir de un producto para venderlo, y así por ejemplo la industria de la alimentación ha tenido que ajustarse a la normativa para no ser acusada de vender cosas bajo falsas promesas como “mejora tus defensas”, “ayuda a no engordar”, etc, aunque sí pueda declarar “fuente de antioxidantes”. Pero cuando llegamos a la industria de los suplementos dietéticos y de las terapias alternativas, todo vale. Desde el que te vende una pastilla de azúcar prometiéndote que de esa manera ayuda a tu cuerpo a sanar por si mismo, hasta el que pone tus flujos energéticos en su sitio mostrándote las palmas de la mano. Desde el que cura la impotencia, hasta el que cura el cáncer y el SIDA. No necesitan demostrar nada, ni se cortan en sus afirmaciones.

De entre estos hay un grupo mucho más elaborado, sutil y refinado. Los que se apoyan en datos científicos tergiversados o en lo que el médico y divulgador británico Ben Goldacre frecuentemente denomina “cherry picking”, seleccionar de entre toda la evidencia publicada únicamente aquella, por extraña, escasa o anecdótica que resulte, que sirva para apoyar nuestros postulados, ocultando cualquier serie de datos, por sólidos, fiables y relevantes que puedan ser, si contradice y se opone a tus intereses. Los que se disfrazan de científicos rigurosos, vistiendo una bata blanca impoluta almidonada que ha debido ser lavada con la última sensación del mundo del detergente, y que sólo se han puesto delante de un microscopio para posar en las fotos promocionales o para la prensa (si hilamos tan fino como para distinguir entre ambas). Los que llenan de palabrería científico-tecnológica su discurso, escogiendo de una cuidadosa selección de términos suficientemente ambiguos (concentrado de activos, complemento de última generación, …), atractivamente sofisticados (nutracéutico anti-aging, hormesis, …) , semánticamente adecuados a los tiempos actuales (reduce tu estrés, natural, neutraliza los radicales, …). Todo para asegurarte que ya estamos ahí, que no hay que esperar más y que tenemos la solución para evitar el envejecimiento. Si envejeces es porque quieres, porque basta con tomarte una pastillita desarrollada por científicos empleando las técnicas más avanzadas y todo el conocimiento adquirido por décadas de investigación, con actividad demostrada por miles y miles de exhaustivos estudios clínicos en humanos. ¿O no?

De entre todos los productos anti-envejecimiento que habrás tenido ocasión de encontrar en los últimos años, muy probablemente el de mayor éxito (y en crecimiento exponencial) es el resveratrol. Si no has oído nunca hablar del resveratrol (o sus denominaciones comerciales que aquí omitiremos) probablemente has pasado los últimos meses recluido en una caverna o algo por el estilo. Si no me crees, teclea “resveratrol” en Google y verás que aparecen literalmente millones de páginas, además de multitud de enlaces patrocinados. Asociado además a sensacionales expresiones como “el milagro antiaging”, “contribuye a retrasar nuestro reloj biológico”, “refuerza nuestras barreras antioxidantes”, “la píldora de la longevidad”, “ralentiza el proceso de envejecimiento celular”, “probado científicamente”, “activador natural de las sirtuinas, la molécula de la longevidad”. Los vendedores de resveratrol aseguran que su producto es efectivo protegiendo “frente al envejecimiento celular”, “previene el Alzheimer y el cáncer”, “mejora el cabello y la hidratación, firmeza y elasticidad de la piel”, “reduce el colesterol malo y los triglicéridos”, “cardioprotector”, “antiinflamatorio”, …, salvo frente a la diarrea, parece que es efectivo en cualquier campo de la salud. Pero claro, es que estamos ante un avance científico revolucionario investigado y patentado, nada menos que por el CSIC (Consejo, que no Centro, Superior de Investigaciones Científicas español). Por tanto cuenta “con el mayor aval científico”, y con la friolera de “5230 estudios clínicos”, más que la clásica aspirina. Se coloca en farmacias, embasado en cajitas “tipo medicamento” y se adiestra a los farmacéuticos para que lo prescriban a los “consumidores” (ojo, que no pacientes).

¿Cómo nos explican el envejecimiento los vendedores de resveratrol? Envejecemos por los radicales libres, que han aumentado en nuestras vidas debido a la polución, los plaguicidas, el consumo de tabaco, los aditivos de los alimentos tan procesados que comemos, … Y porque nuestras defensas (naturales, por supuesto) han disminuido debido a nuestra dieta pobre en antioxidantes (pero si todos los productos del super son ricos en antioxidantes, es imposible fallar). Según este diagnóstico, debemos estar entonces envejeciendo en la actualidad a un ritmo muy superior a como lo hacían nuestros antepasados en las cavernas o, sin ir más lejos, a los habitantes de la Edad Media que se desenvolvían en un ambiente idílico y bucólico, alejado de polución, plaguicidas y alimentos procesados.

Pero, ¿qué es el resveratrol? ¿De dónde proviene la idea de que el resveratrol prolonga la vida? ¿Qué son las sirtuinas? ¿Por qué necesitamos activarlas? ¿Existen, como dicen, evidencias científicas de su acción? ¿Es peligroso tomar resveratrol, tiene efectos secundarios? Espero que en las próximas entradas de este blog podamos hacernos una idea, revisando la evidencia científica que disponemos hasta el momento.

(Para continuar con la segunda parte de esta serie de entradas dedicadas al resveratrol, ir aquí)

Cómo montar una clínica «anti-aging»


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Con los tiempos de crisis económica que corren, uno debe agudizar el ingenio para encontrar su oportunidad de desarrollo económico y laboral. Por eso, es en tiempos de crisis cuando los empresarios de la charlatanería y las pseudociencias proliferan como setas en Otoño. Teniendo en cuenta el eterno deseo humano de enfrentarse al envejecimiento, no es de extrañar que nos encontremos con la proliferación de lo que se están dando en llamar “clínicas anti-aging”, así con la palabra envejecimiento en inglés, que suena más sofisticado y chick.

La Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (¿sí, a que suena guays?) es un grupo de clínicas médicas especializadas en medicina estética y/o charlatanería pseudocientífica a base de supuesta medicina alternativa (que ni es medicina, ni es alternativa). Por supuesto no hay que imaginarse que detrás de este nombre tan rimbombante vaya a haber nada relacionado con ciencia, ni investigación, ni terapias serias que hayan demostrado su eficacia, si no toda una serie de palabrería esotérica y términos pseudocientíficos con los que intentar colar a los incautos la promesa de bienestar, salud y retraso del envejecimiento.

Referencias exóticas y milenarias siempre quedan muy bien

No vamos a entrar a discutir los aspectos relacionados con la medicina estética, claramente fuera del objetivo de este blog, pero es interesante echarle un vistazo al circuito de clínicas antienvejecimiento que proliferan por nuestro país. Bajo nombres tan altisonantes como “Centro Internacional de Avances Médicos” o “Instituto Andaluz de Medicina Antienvejecimiento”, con resonancias a centro médico y de investigación institucional, o más alternativos y esotéricos como “Antiaging Madrid” o “Biosalud”, existen clínicas privadas formadas por médicos que dicen poseer una especialización en tratamientos antienvejecimiento, que normalmente consisten en diplomas autoconcedidos en terapias de muy dudosa (o directamente nula) eficacia.

Así que ya sabe, si le interesa montarse un chiringuito anti-aging, siga los consejos siguientes enumerados en el decálogo de la clínica anti-aging, pero trate por todos los medios que no le entre la risa y permanezca con el rictus inalterado:

(advertencia, cualquier parecido con afirmaciones hechas por clínicas anti-aging en sus webs, no es mera coincidencia.)

1- Escoja un nombre grandilocuente como “Instituto Médico Europeo Antienvejecimiento” o cool tipo “Medicina Biológica Anti-Aging”.

2- Anuncie para quién está destinada su clínica: Para todos aquellos que deseen prolongar su vida activa, mejorando su capacidad física y mental, mejorar su equilibrio interno, liberarse de temibles toxinas y del estrés, restablecer el balance energético, retrasar los signos del envejecimiento y evitar las enfermedades asociadas al mismo y el declive inmunológico, y reforzar las defensas naturales. Todo ello gracias a tratamientos personalizados que integren todos los parámetros biofísicos, energéticos y emocionales individuales, basados en las más avanzadas técnicas de la medicina anti-aging y los métodos naturales. Por supuesto no estará de más hacer referencia a la Medicina Tradicional China, la Ayurvédica Hindú y la Tibetana. Que éstas se empleen en sitios donde la gente se muere más y más pronto no será problema; cuenta el espíritu, no la eficacia.

"Encantados de cobrarle"

3- Establezca claros sus principios, que no pueden ser otros que: Estudiar al individuo desde una perspectiva global, holística, estableciendo un diagnóstico único y personalizado que trate el cuerpo humano como un todo, teniendo en cuenta su estado anímico, situación cósmica y balance energético (y solvencia económica, claro).

4- Es clave que repita siempre y en todo lugar que sus métodos están científicamente avalados por los más prestigiosos centros universitarios internacionales y los investigadores que se encuentran en la frontera del conocimiento internacional en las causas y los tratamientos del envejecimiento, aunque todos sus métodos diagnósticos y terapéuticos estén al margen de la ciencia y hasta del sentido común.

Chequeo bioenergético, no sirve para nada, pero tiene una pinta ...

5- Debe presentarse como un equipo interdisciplinar de amplia formación (para ello cree títulos y ¡autoconcédaselos!) desarrollando programas integrales específicos, con el objetivo de mejorar la calidad de vida, eliminar el estrés y los signos del envejecimiento.

6- Ofrezca diagnósticos basados en:

  • – Pruebas biofísicas
  • – Bioaging
  • – Chequeo bioenergético
  • – Test de intolerancias alimentarias (esto está muy de moda, cualquier alimento que se le ocurra puede dar positivo y siempre se le puede culpar de todos los males)
  • – Análisis de la composición corporal
  • – Monitorización de calorías consumidas
  • – Análisis de la edad biológica frente a la cronológica (por supuesto el resultado siempre será negativo en contra de la biológica)
  • – Análisis del desequilibrio biofísico-energético
  • – Análisis de radicales libres para saber el grado de estrés oxidativo
  • – Análisis del potencial antioxidante
  • – Perfil hormonal

7- Enumere las terapias disponibles, malo será que alguna no convenza a algún incauto. Algunos ejemplos a ofrecer:

  • – Suplementación natural (ya sabemos que natural es sinónimo de bueno)
  • – Dietética y nutrición (cuanto más absurda la dieta, más efectiva; y más difícil de realizar y por tanto más fácil encontrar excusa a su falta de eficacia)
  • – Antioxidantes orales (además de los naturales, que serán muy buenos, pero siempre hay que echarles una mano con pastillitas que dan más beneficios)
  • – Suplementos nutracéuticos (palabra muy de moda que quiere decir productos que no han demostrado hacer nada, al menos bueno).
  • – Suplementos hormonales
  • – Autohemoterapia con ozono hiperbárico (¡cómo suena!).
  • – Medicina regenerativa a base de células madre (esto queda muy bien, que sale en el telediario todos los días).
  • – Medicina predictiva y genómica (super-tecnológico)
  • – Medicina ortomolecular
  • – Medicina espagírica, Flores de Bach, sales de Schüssler, o cualquier otra bobada homeopática que se le ocurra
  • – Biorresonancia: explique que todo en la materia viva produce corrientes eléctricas y emite ondas electromagnéticas propias que sirven para diagnosticar las enfermedades y, si se les da la vuelta, para restaurar el “equilibrio biofísico-energético”.
  • – Mesoterapia biológica, fitoterapia, enzimoterapia, oligoterapia, ozonoterapia, sueroterapia, …, invéntese su propia terapia con un nombre chulo seguido de –terapia, sea innovador hombre!

Para presumir, no es necesario sufrir

8- Todas las intervenciones han de anunciarse como inmunoestimulantes, detoxificantes, antiinfecciosas, revitalizadoras, regeneradoras, antioxidantes y, por supuesto, sin efectos secundarios.

9- Por supuesto únase a la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad y asista a sus congresos anuales y a sus cursos. Allí podrá estar a la última de qué es lo que están vendiendo el resto de sus colegas y obtendrá títulos suficientes para empapelar las paredes del despacho de su clínica.

10- No hay diez en este decálogo, qué pasa, la clínica es mía.

Nota al margen: Me gustaría aprovechar la ocasión para recomendar el libro “La homeopatía, ¡vaya timo!” de Víctor-Javier Sanz, y en general toda la sensacional colección “¡Vaya timo!” editada por la editorial Laetoli.

La homeopatía, ¡vaya timo!” de Víctor-Javier Sanz.

ISBN: 978-84-92422-18-0

Actualización: Me recuerda Esther Samper (Shora) del sensacional blog MedTempus, que hace tiempo escribió ella también un «decálogo para crear tu propia medicina alternativa«. ¿Sorprendente similitud entre aquella entrada y ésta? Bueno, quizás no.

¿Comer para no envejecer?


Todos los días podemos ver en televisión, oir en la radio o leer en la prensa, al último gurú de la alimentación ofreciéndonos consejos prácticos sobre dieta y salud anti-envejecimiento. Nos anuncian sus dietas milagrosas, sus mejores trucos anti-edad, todos los datos sobre el valor dietético de tal o cual alimento, el ranking de contenidos en antioxidantes, en vitaminas, etc, etc. Y por supuesto nos citan su lista negra de alimentos que aceleran el envejecimiento y su lista de alimentos favoritos que lo retrasan de manera radical. Oyéndoles, uno puede llegar a pensar que hablan basándose en estudios científicos serios que han demostrado con claridad y sin género de dudas todas sus afirmaciones. Y sin embargo, no es así.

Deliciosa fruta ... antienvejecimiento?

El mundo de los consejos dietéticos es un producto de nuestros días, en los que nos vemos acuciados por problemas de salud que creemos (con mayor o menor acierto) relacionados con la alimentación y en los que atribuimos una enorme importancia a la apariencia física y cómo la dieta puede influir en ella. Si antes el enfoque fue engordar/no engordar, hoy en día ha surgido con fuerza la variante envejecer/no envejecer. Aprovechando el tirón popular que las noticias relacionadas con la alimentación y la dieta tienen en nuestros días, son muchos los expertos que relacionan cualquier resultado preliminar de la investigación sobre las bases moleculares del envejecimiento para hacer sus propias afirmaciones y recomendaciones que serán compradas por un público ávido en adherirse a las nuevas modas dietéticas antienvejecimiento.

Sin embargo, estas afirmaciones pueden ser de lo más peregrinas si simplemente están basadas de manera parcial en los nuevos datos que la investigación en el laboratorio proporciona; cuando no directamente salvajes si los individuos que las proclaman obtuvieron su título de experto en dietética del envejecimiento en un curso por correo. Así podemos encontrar pregonadas y amplificadas por la enorme caja de resonancia que ofrece Internet en nuestros días, bobadas del calibre de bulos como el que afirma que la leche induce “secreción de moco” que es la responsable del cáncer de próstata y de mama, o que la forma de las frutas y verduras nos indica con su parecido para qué órganos es beneficiosa.

Dejando a un lado la voz de los charlatanas pseudocientíficos, no dejan de producirse afirmaciones cuestionables en entornos más o menos académicos, que airean a la ligera consejos de dudosa base científica. Por una parte está el típico problema que se produce cuando se salta en el vacío desde un resultado preliminar en laboratorio con animales de experimentación (a veces incluso con datos derivados de cultivos celulares), con resultados meramente correlativos, y se extrapola a la salud humana como si de un hecho probado y constatado se tratase.

Otra característica frecuente es dejarse guiar por el “sentido común”, que dará por buenos, aún sin demostración que lo sustente, cualquier resultado que se ajuste a los esquemas previos que un individuo y la comunidad en la que se engloba tenga por buenos y razonables. A esta cuestión muchas veces se le unen intereses comerciales que refuerzan el valor de alguna de las afirmaciones, simplemente porque están en línea con el mercado en el que se mueven importantes sectores de negocio.

Alimentos saludables y ... algo más?

Así tenemos afirmaciones de lo más sensatas, comúnmente aceptadas por todos, como la importancia del consumo de frutas y verduras para una mejor salud y longevidad. Desde los años 90 del siglo pasado se ha dedicado un gran esfuerzo a promover el consumo de frutas y verduras entre la población teniendo como uno de sus objetivos disminuir la incidencia de cáncer. Por muy razonable que sea pensar en el beneficio que el consumo de frutas y verduras tiene para la salud, lo cierto es que el mayor estudio sobre este consumo y la incidencia de cáncer a lo largo de diversos países europeos, llevado a cabo dentro del programa “European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition” (EPIC), demostró recientemente que no existe ninguna relación entre la cantidad de frutas y verduras que se consumen y una mayor protección frente al desarrollo del cáncer. Por supuesto estas conclusiones no descartan que exista un grupo de frutas y verduras concreto que sí aporten un beneficio anticancerígeno, pero lo cierto es que la afirmación amplia de que ese consumo nos protege del cáncer no está probada. Lo sensato es profundizar aún más en nuestro conocimiento sobre el beneficio real que podemos obtener de alimentos saludables como las frutas y verduras, identificar los elementos que contienen y aprender cómo beneficiarnos aún más de ellos.

Si utilizamos el ejemplo anterior de cómo una afirmación a todas luces sensata, como pueda ser la de promover el consumo de frutas y verduras, tiene una comprobable escasa incidencia en mejorar patologías como el cáncer, imaginemos la base de afirmaciones mucho más peregrinas y no sustentadas en estudios amplios y serios. Aquí ya hemos hablado del movimiento filosófico cuasi-religioso de los antioxidantes y sus supuestos efectos beneficiosos previniendo y revirtiendo todas las patologías y, como ejemplo máximo de su poder, retrasando el envejecimiento, cuando en realidad el estudio más amplio con respecto al efecto de los suplementos antioxidantes demostró no ser efectivo frente al cáncer, cuando no directamente ser perjudicial para la salud.

Con esa pinta tentadora, tiene que ser malo

Se producen además afirmaciones cuestionables sobre alimentos que están casi en su totalidad infundadas o responden a prejuicios, como comentábamos más arriba, producto del refuerzo ejercido por el consenso existente en un momento dado. Así, recientemente le tenemos declarada la guerra a productos como el azúcar y le encontraremos culpable de todos los males, incluido el envejecimiento. O al café, producto por otra parte rico en antioxidantes. O al exquisito chocolate, que en su variante más pura carece de azúcar o de grasas perjudiciales y que, si acaso, se ha demostrado como beneficioso para el envejecimiento.

Por el contrario, ensalzaremos alimentos basándonos en presuntas bondades que no resisten el más mínimo escrutinio. El vino tinto es riquísimo y me parece genial que se le quiera promocionar como producto saludable, pero de ahí a vendérnoslo como alimento antienvejecimiento por su contenido en resveratrol o su capacidad antioxidante, hay que ser un charlatán profesional.

El origen de la fama reciente del vino tinto como protector frente a las enfermedades cardiovasculares y responsable de una mayor longevidad es ilustrativo, y tiene que ver con la conocida como “paradoja francesa”. Dicha paradoja no tiene nada que ver con la reciente eliminación del equipo francés de la Copa Mundial de Fútbol, si no que es un término acuñado por el Dr. Serge Renaud, de la Universidad de Burdeos en Francia, que proclamaba que los franceses padecen una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares (más tarde también extendido a una mayor longevidad) pese a tener un consumo superior a la media en otros países de productos ricos en grasas saturadas como el paté o las carnes, debido fundamentalmente a su también mayor consumo de vino tinto. Cuando en 1991 el popular programa de televisión estadounidense “60 minutes” se hizo eco de esta hipótesis, las ventas de vino tinto en EEUU experimentaron un espectacular aumento del 44% y algunas bodegas exigieron poder llevar en sus etiquetas la declaración de “alimento saludable”. Para rematar la jugada, aportándole una aureola de seriedad científica, las investigaciones fundamentalmente del grupo dirigido por David Sinclair sobre los efectos prolongadores de la longevidad y protectores frente a las enfermedades asociadas al envejecimiento del resveratrol, que es un componente de las uvas (y por tanto del vino), terminaron por encumbrar las virtudes del vino.

El vino, algo más que delicioso?

No importa que la cantidad de resveratrol presente en el vino tinto sea testimonial, puesto que para obtener una cantidad apreciable de resveratrol, suficiente como para poder obtener el declarado beneficio, a base de consumo de vino, uno debería ingerir cientos de litros diarios (ver cálculo en Wired, por ejemplo). Sin embargo, no existe comentario sobre el resveratrol que no comience diciendo “… el resveratrol, presente en el vino tinto …”. Tampoco importa que una reevaluación de los números que manejaba el Dr. Serge Renaud indique que claramente infravaloró la incidencia de enfermedades cardiovasculares entre la población francesa, que en realidad está en la media de los países occidentales. Todo esto sin entrar en el dudoso efecto beneficioso para la salud del resveratrol o las moléculas sintéticas que mimetizan sus efectos, a los que se han lanzado varias compañías en la esperanza (ya una realidad) de llenar las arcas vendiendo humo bajo la promesa de una auténtica fuente de la juventud eterna.

Pero es que incluso la asunción de que el consumo de grasas saturadas naturales tenga alguna relación con el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares está en entredicho. El estudio, conocido como Nurses´Health Study y llevado a cabo por la Women´s Health Initiative (WHI), se desarrolló durante 8 años e implicó a 49.000 mujeres. Las conclusiones de este estudio es que no se pudieron encontrar conexiones entre seguir una dieta baja en grasas y un menor riesgo de padecer cáncer de mama o colorrectal, o enfermedades cardiovasculares. Evidentemente este estudio no tiene la última palabra, pero evidencia la necesidad de ser cautos con las recomendaciones relacionadas con la alimentación y su relación con las enfermedades y el envejecimiento, y deja claro que las afirmaciones absolutas sobre los beneficios o perjuicios de los alimentos son arriesgadas, por muy sensatas que nos parezcan a simple vista.

Dicho todo lo anterior, no me gustaría ser atacado por hereje y por poner en peligro la salud de la gente por hacer peligrosas recomendaciones dietéticas, nada más lejos de mi intención. Sólo quisiera llamar la atención sobre la cantidad de pronunciamientos a la ligera que al respecto de la salud, el envejecimiento y la alimentación se hacen, sin sustentarse en evidencias científicas de peso, cuando no directamente partiendo de bobadas pseudocientíficas.

Una alimentación sana, variada, balanceada, equilibrada y acorde con el gasto energético que realizamos, junto con una actividad física moderada, siguen siendo buenos consejos generalizables para todos.

Algunas referencias:

– Comentario editorial en JCNI sobre las conclusiones del estudio EPIC sobre el consumo de frutas y verduras y la incidencia de cáncer:

Fruits, vegetables, and cancer prevention: turmoil in the produce section. Willett WC. J Natl Cancer Inst. 2010 Apr 21;102(8):510-1

– Artículo original del grupo de David Sinclair sobre el efecto del resveratrol aumentando la longevidad de la levadura:

Small molecule activators of sirtuins extend Saccharomyces cerevisiae lifespan. Howitz KT, Bitterman KJ, Cohen HY, Lamming DW, Lavu S, Wood JG, Zipkin RE, Chung P, Kisielewski A, Zhang LL, Scherer B, Sinclair DA. Nature. 2003 Sep 11;425(6954):191-6.

– Artículo original del grupo de Rafael de Cabo, en el que colaboró también el grupo de David Sinclair, en el que se describe como beneficioso para la salud durante el envejecimiento, pero sin capacidad de aumentar la longevidad en el ratón:

Resveratrol delays age-related deterioration and mimics transcriptional aspects of dietary restriction without extending life span. Pearson KJ, Baur JA, Lewis KN, Peshkin L, Price NL, Labinskyy N, Swindell WR, Kamara D, Minor RK, Perez E, Jamieson HA, Zhang Y, Dunn SR, Sharma K, Pleshko N, Woollett LA, Csiszar A, Ikeno Y, Le Couteur D, Elliott PJ, Becker KG, Navas P, Ingram DK, Wolf NS, Ungvari Z, Sinclair DA, de Cabo R. Cell Metab. 2008 Aug;8(2):157-68.

– Comentario en la revista Science sobre el Nurses´Health Study.

Women’s health. Study yields murky signals on low-fat diets and disease. Couzin J. Science. 2006 Feb 10;311(5762):755.

Necesitamos sangre joven


El envejecimiento de los organismos multicelulares se caracteriza por un declive progresivo en la capacidad regenerativa y de reparación de nuestros tejidos que resulta en la pérdida de funcionalidad. Estas deficiencias son la base de la fisiología del envejecimiento de nuestros tejidos, y causan por ejemplo una reducida capacidad de reparación del músculo, una masa ósea disminuida, y la desregulación de la formación de todos los tipos celulares que forman la sangre, lo que se denomina el sistema hematopoiético.

 

Esquema del sistema hematopoiético a partir de una célula madre

 

Desde hace unos años se le sigue la pista, como principal sospechosa detrás de este proceso, a la pérdida de funcionalidad de las células madre adultas de los tejidos. En el caso del sistema hematopoiético, la madre de todas las células se denomina LT-HSC y es capaz de generar todos los tipos celulares que componen la sangre mediante la diferenciación primero a progenitores y, posteriormente, a cada tipo celular especializado, además de autorrenovarse para mantener el número necesario de LT-HSCs. Una de las hipótesis más comúnmente aceptadas es que esta pérdida paulatina de capacidad de reparación y regeneración de los tejidos durante el envejecimiento reflejaba una pérdida de funciones de las células madre de los tejidos. Esto ha llevado que numerosos grupos se hayan centrado en intentar identificar primero las células madre de cada tejido, para posteriormente estudiar cuáles son las diferencias que podrían estar detrás de esta pérdida de funcionalidad.

 

Amy Wagers

 

Sin embargo, un hallazgo sorprendente fue el realizado por el grupo de Amy Wagers, del Joslin Diabetes Center y de la Universidad de Harvard, a principios de este año en un artículo publicado en la revista Nature, cuando identificó la existencia de señales sistémicas (es decir, producidas a lo largo y ancho del organismo) que afectan a los denominados “nichos”, envejeciéndolos, condicionando así el funcionamiento de las células madre, en su caso, de las LT-HSC. La otra cara de esta misma investigación, es que exponer los nichos envejecidos a señales propias de organismos jóvenes permite el rejuvenecimiento de las funciones de las células madre, pasando a mostrar estas las funcionalidades propias de células madre jóvenes, como son las de reconstituir por completo el sistema hematopoiético del organismo.

 

Ratones parabióticos

 

La forma en la que el grupo de Amy Wagers pudo demostrar esto es mediante el uso de parejas parabióticas, en las que dos organismos son forzados a compartir un mismo flujo sanguíneo, un experimento que parece más propio de la ciencia ficción. Cuando los ratones que forman la pareja parabiótica son uno joven y otro viejo, las señales procedentes del ratón joven permiten al ratón viejo rejuvenecer sus nichos y estos, permitirán que las funciones de las LT-HSC también adquieran característica propias de células madre jóvenes.

Estos nichos son entornos anatómicos más o menos definidos en donde las células madre encuentran su hogar, reciben las señales adecuadas y llevan a cabo sus divisiones celulares asimétricas, que son las responsables de la generación de células progenitoras, más diferenciadas y que proseguirán su camino de diferenciación hacia el tipo celular concreto que se necesite, y a nuevas células madre, para mantener su número a lo largo del tiempo.

El tipo de señales presentes en los organismos envejecidos y que altera los nichos de las células madre, fue identificado en este trabajo como el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1), puesto que bloqueando experimentalmente este factor, se conseguía revertir el fenotipo envejecido de las LT-HSC.

Este trabajo abre prometedoras expectativas relacionadas con un mejor entendimiento de las señales producidas durante el envejecimiento que pueden llevar a la pérdida de funcionalidad de las células madre de los tejidos, y a la identificación de las dianas reales de estos factores y que son en realidad las responsables del mal funcionamiento de las células madre de los tejidos. Por supuesto además, ofrece toda una vía de exploración de estrategias para conseguir la muy deseada fuente de la eterna juventud.

Systemic signals regulate ageing and rejuvenation of blood stem cell niches

Shane R. Mayack, Jennifer L. Shadrach, Francis S. Kim & Amy J. Wagers

doi:10.1038/nature08749

Abstract | Full Text | PDF (692K) | Supplementary information

Suspendido un ensayo clínico con resveratrol


Resveratrol

(Esta entrada ha sido actualizada el 19/01/11 con nueva información, si estás interesado puedes leer la nueva entrada aquí)

El resveratrol es una de las estrellas antienvejecimiento que más atención pública y especializada han atraído en los últimos tiempos. Existen numerosos sitios web que venden resveratrol, o cualquier formulación basada en resveratrol, como el auténtico elixir de la eterna juventud, por supuesto, «científicamente» demostrado. Prometo un post extenso y en mayor profundidad sobre el resveratrol algún día, pero les adelanto que, una vez más, nada de nada.

La noticia de estos últimos días es que un ensayo clínico con resveratrol, o para ser más exactos con SRT501, una formulación de resveratrol desarrollada por Sirtris Pharmaceuticals, compañía de biotecnología fundada en el 2004 por David Sinclair y subsidiaria de GlaxoSmithKline, ha sido detenido por los perjudiciales efectos secundarios que al parecer estaba causando.

El estudio se inició en Marzo del 2009 y debía finalizar en Diciembre del 2010. Pretendía analizar la seguridad y tolerabilidad en pacientes de mieloma múltiple avanzado tratados con SRT501 sólo o en combinación con bortezomib (Velcade). Sin embargo, a principios de este mes de Mayo los investigadores decidieron parar el estudio al haberse producido una serie de problemas renales en pacientes tratados con SRT501.

Aún es pronto por supuesto para culpar al SRT501 de los problemas observados, pero lo cierto es que todos los pacientes que presentaron fallo renal pertenecían al grupo de tratados con SRT501. No obstante, los pacientes de mieloma múltiple suelen presentar problemas renales y una de las posibles explicaciones a los problemas observados durante este ensayo clínico podría derivarse del hecho de que los pacientes que tomaron SRT501 viesen incrementados los problemas de riñón que ya de por sí son frecuentes en estos pacientes.

Si a estas malas noticias añadimos que a principios de año investigadores de una farmacéutica rival, Pfizer, publicaron un estudio en la revista JBC en el que demostraban que los compuestos desarrollados por Sirtris (y que asegura son hasta 1000 veces más potentes que el propio resveratrol) en realidad no activan la molécula diana de su supuesta acción, las sirtuinas, y que todo se debe a un artefacto de experimentación in vitro, no parecen correr buenos tiempos para la evidencia científica a favor del resveratrol y sus derivados farmacéuticos. Por supuesto, nada que preocupe lo más mínimo a los vendedores de pócimas mágicas como los que aseguran vender «el mayor avance científico contra el envejecimiento celular fruto de los últimos avances en investigación nutraceútica».