Una de las primeras críticas a la línea de argumentación de Sinclair parte de investigadores de prestigio como la “Dama” Linda Partridge (“Dama” por su título de Dame Commander of the Order of the British Empire) y David Gems, directora y vicedirector respectivamente del Institute for Healthy Aging (IHA) del University College de Londres. El trabajo de estos investigadores concluyó que el resveratrol prolongaba la vida de los gusanos sólo de manera marginal e independientemente de las sirtuinas, y en moscas el efecto era nulo. Estos resultados están en total contradicción con los artículos tanto de Sinclair como con los de Guarente, por lo que ambos han contestado que probablemente el trabajo realizado en Londres difiera en algún aspecto técnico, quizás relacionado con la deficiente preparación del resveratrol o algún aspecto similar. Para Partridge sin embargo, sus resultados son totalmente fiables puesto que se llevaron a cabo en dos países distintos, siguiendo al pie de la letra lo reportado anteriormente y analizando los resultados de manera ciega. Las discrepancias, asegura Partridge, pudieron surgir debido a un “sesgo subconsciente” en los laboratorios de Sinclair y Guarente.
Pero hay más. Ya en el 2005 aparecieron dos artículos en el Journal of Biological Chemistry (JBC) en los que se demostraba que el resveratrol no era capaz de activar al SIR2 de levadura y que sólo activaba SIRT1 humano cuando se ensayaba frente a un sustrato artificial unido a una sonda fluorescente; justo el tipo de sustrato usado por Sinclair en su artículo en Nature del 2003 en el que identificó al resveratrol como activador de las sirtuinas. Uno de estos artículos estaba firmado además por Kaeberlein y Kennedy, aquellos estudiantes de doctorado del laboratorio de Guarente a finales del siglo pasado que contribuyeron a definir los mecanismos de control del envejecimiento en levadura, hoy en día dirigiendo sus propios laboratorios en la Universidad de Washington en Seattle. Más recientemente, investigadores de Pfizer, farmacéutica rival de GSK, demostraron en otro artículo en JBC que los compuestos similares al resveratrol desarrollados por Sirtris y bajo el control ahora de GSK, tampoco son capaces de activar a las sirtuinas y que sólo lo hacen sobre los sustratos artificiales fluorescentes.
Es decir, existen dudas de que el resveratrol prolongue la vida de la mosca o el gusano, y además tanto el resveratrol como los compuestos sintéticos similares desarrollados por la farmacéutica Sirtris, en realidad no activan las sirtuinas, que se supone son los genes responsables de promover la longevidad por restricción calórica. Aún así, nos quedan los resultados del resveratrol prolongando la vida de los ratones. Bueno, pero es que en realidad el artículo de Sinclair y de Cabo en Nature del 2006 que comentamos anteriormente, lo que demostraba era una prolongación del periodo de vida de ratones alimentados con una dieta ultragrasa, comparada por algún investigador, como Steve Austad, con alimentarse a base de BigMacs las 24 horas al día, los 7 días de la semana, durante años. Estos mismos investigadores, Sinclair y de Cabo, publicaron más recientemente, en el 2008 en la revista Cell Metabolism, que el resveratrol no prolonga la vida de ratones alimentados con una dieta estándar. Han leído bien, sí. Lo repetimos por si acaso: El resveratrol NO prolonga la vida de los ratones alimentados con dieta estándar, según los dos estudios publicados por David Sinclair y Rafael de Cabo en dos prestigiosas revistas. Bueno, pero ¿existen otros trabajos en los que se haya estudiado el efecto del resveratrol sobre la longevidad en ratón? Pues sí, en Febrero de este mismo año 2011, se publicaron los resultados del estudio llevado a cabo por el “Programa de Evaluación de Intervenciones” (ITP) antienvejecimiento del National Institute on Aging del NIH (NIA-NIH) en el que se compararon los efectos sobre la prolongación de la vida del resveratrol, la rapamicina (un inmunosupresor frecuentemente empleado durante transplantes de órganos), y la simvastatina (una estatina de uso común para reducir el nivel de colesterol). Este estudio no dejó lugar a la duda, el resveratrol NO prolonga la vida de los ratones. Por cierto, que la rapamicina sí lo hace y prometo desarrollar una entrada futura al respecto. ¿Han visto o leído ustedes alguna publicidad de alguna compañía que venda suplementos dietéticos con resveratrol que mencione este dato? Lo dudo, aunque seguro que sí han visto en lugar destacado afirmaciones como la de “prolonga la vida”, “activador del gen de la longevidad”, “la píldora de la inmortalidad”, y por el estilo.
¿ Podemos concluir entonces que el resveratrol es inútil ?
No seamos tan tajantes. Si eliminamos las afirmaciones que aseguran propiedades prolongadoras de la vida y que nos prometen ser capaces de alcanzar y hasta de superar los 120 años, quizás podamos fijarnos en efectos beneficiosos para la salud más modestos, pero nada desdeñables. De entre estos, la protección frente al denominado “síndrome metabólico” parecen ser de las que cuentan con mejores perspectivas. No en vano, los resultados con resveratrol en ratón apuntan a una protección frente a una dieta rica en grasas y ratones modificados genéticamente para portar copias extra del gen SIRT1, pese a no vivir más tiempo (de nuevo reafirmando el concepto de NO prolongación de la vida) sí se muestran más protegidos frente a los efectos de una dieta rica en grasas. Al mismo tiempo, una de las potenciales aplicaciones del resveratrol en las que se tiene depositada más esperanza es frente a la diabetes. De todos modos, no se conocen aún resultados que permitan lanzar las campanas al vuelo, ni mucho menos, pero se sigue trabajando en ello. Las compañías farmacéuticas serias se han lanzado a estudiar los posibles efectos beneficiosos del resveratrol mediante ensayos clínicos controlados y pronto tendremos una respuesta más precisa de lo que podemos esperar del resveratrol.
Otro de los grandes intereses en el resveratrol consiste en su teórica actividad anticancerígena. Son muchos los que han apostado por una posible actividad anti-tumoral del resveratrol, basándose en ensayos en cultivo con células tumorales, y hasta en experimentos en ratón. Pese a que las evidencias son aún muy débiles, GSK se lanzó a realizar un ensayo clínico en pacientes de mieloma múltiple que tuvo que ser suspendido (ver la entrada anterior «Suspendido un ensayo clínico con resveratrol« y su «actualización«) debido a los graves efectos secundarios sufridos por los pacientes que recibían el SRT501 (el análogo sintético del resveratrol). Por tanto, en este momento no existe ninguna evidencia sólida que permita pensar que el resveratrol es anti-tumoral, y sólo existen datos fragmentados, inconexos y no concluyentes de una capacidad protectora frente al cáncer. Algo por cierto que también existe apuntando a una posible actividad pro-tumoral del resveratrol. Por supuesto esto no ha sido impedimento para que las compañías que venden resveratrol como producto “natural” lo hagan bajo promesas infundadas de actividad anticancerígena.
Estamos por tanto frente a una molécula compleja, con efectos beneficiosos para la salud desconocidos, “sucio” como fármaco puesto que no se sabe con certeza su modo de acción y su actividad, con una base científica discutible y cuestionada, y de la que carecemos de datos suficientes para establecer su potencial actividad beneficiosa o perjudicial. El propio Rafael de Cabo ha dicho con respecto al resveratrol:
“I don’t think it’s a reasonable thing for people to start consuming these compounds without more information”.
“No creo que sea una cosa razonable que la gente empiece a consumir estos compuestos sin más información”.
Para ver las entradas anteriores de esta serie dedicada al resveratrol, ir:
aquí (entrada número 3)
aquí (entrada número 2)
aquí (entrada número 1)