Comer o no comer, esa es la cuestión


Clive McCay (1898–1967), Universidad de Cornell. Pionero de la investigación en restricción calórica

La única intervención demostrablemente efectiva para retrasar el envejecimiento, de manera reproducible y extensible a muy distintos (y distantes evolutivamente) organismos, es la conocida como restricción calórica. Esta práctica consiste en reducir la ingesta de calorías en la dieta sin caer en la malnutrición. Ya en los años 30 del siglo pasado, pioneros como Clive McCay, de la Universidad de Cornell, demostraron que ratas alimentadas con una dieta baja en calorías vivían hasta el doble que el grupo de ratas alimentadas ad libitum (es decir, sin restricciones hasta saciarse). Además existía una clara correlación inversa entre cantidad de calorías consumidas y supervivencia media alcanzada, que podía ser forzada hasta alcanzar un límite en el que, obviamente, la escasa aportación de calorías era insuficiente para permitir la vida. A lo largo de muchos años, la misma observación se ha podido confirmar en levaduras, gusanos, moscas, ratones, …, e incluso recientemente, aunque aún no concluido en su totalidad, se han dado a conocer los resultados preliminares positivos obtenidos en un estudio con restricción calórica en monos (ver abajo la referencia concreta 1).

Todo esto ha hecho que la investigación científica en este campo y su efecto sobre la longevidad haya alcanzado cotas de enorme popularidad. Y como lógica derivación, las primeras comunidades de fanáticos ayunantes convencidos de estar arañando horas o días en cada comida que se saltan han empezado a surgir (florecer no sería un adjetivo muy acorde con el aspecto externo de estas personas), principalmente en Estados Unidos, por supuesto, sin esperar a datos y pruebas científicas claras. Sin embargo, mi recomendación y la de muchos otros más autorizados sin duda que yo, es la de “¡no intenten esto en casa!”. Incluso en esta área que lleva décadas de experimentación animal y en la que parece existir un amplio consenso, también existen voces discrepantes no carentes de cierta base bien fundamentada. Según los críticos, reducir la ingesta de alimento sitúa a los animales en una contexto más próximo a la realidad que encuentran en la naturaleza, en donde la comida no les cae en cantidades masivas cual operación humanitaria a escala descomunal, si no que la búsqueda de alimento es una lucha constante en la que emplean gran energía y que no resulta exitosa en muchas ocasiones. Realmente, argumentan, lo que estos experimentos demuestran es que la alimentación que los animales reciben en los laboratorios de investigación no es sana y por ello su reducción es beneficiosa. Los que hayan comido en cafeterías de institutos de investigación muy probablemente estén totalmente de acuerdo con esta hipótesis. Más aún, según algunos trabajos, la restricción calórica no es beneficiosa en todas las cepas de ratones (lo que podríamos equiparar a los distintos grupos étnicos de seres humanos), y cuando se realiza un estudio exhaustivo con un elevado número de ratones de diversas cepas, lo que se observa es que no se produce un beneficio generalizado, e incluso se puede observar un perjuicio para la salud provocado por dicha restricción calórica (para la referencia especializada ver 2).

Canto, a la izquierda, es un mono Rhesus (Macaca mulatta) de 27 años sometido a restricción calórica, mientras que Owen, 29, a la derecha, del grupo control, muestra signos de envejecimiento. Foto: Jeff Miller, Universidad de Madison, Wisconsin, EEUU.

En cualquier caso, los supuestos beneficios de la restricción calórica no están aún demostrados en humanos y podrían ser poco más que modestos o anecdóticos en lo relativo a prolongar la vida. Según los resultados preliminares obtenidos en el mayor estudio iniciado hasta el momento con voluntarios sanos por varios centros de investigación en Estados Unidos, el estudio CALERIE, la restricción calórica resulta en mejores parámetros metabólicos, tales como la reducción en los niveles de LDL-colesterol (el “malo”), en triglicéridos, menor resistencia a la insulina, etc; pero aún es pronto para saber si estas personas vivirán significativamente más tiempo que el resto de los mortales. Lo que sí está claro es que si intentamos trasladar las condiciones experimentales a las que son sometidos los animales de investigación en estos ensayos a los seres humanos, pocos son los que serían capaces de realizar semejante reducción de calorías y pocos también los dispuestos a soportar esa tiranía y sus efectos negativos (que los tiene indudables). Sólo aquellos con fuertes convicciones, cuasi-religiosas, que creen haber encontrado el camino de la verdad hacia la vida eterna, son capaces de renunciar a los pecaminosos placeres de la abundancia de alimentos. Siempre que se realice con total consciencia y conocimiento, tras una profunda investigación del tema, apoyo especializado y con plena capacidad de decisión, es una opción tan respetable como otra, por supuesto. Eso sí, nunca podrá estar indicada para niños o ancianos. Decíamos que causa indudables problemas, como una pérdida de masa muscular y reducción de la densidad ósea (de graves consecuencias para ambos grupos), o problemas evidentes de desarrollo físico y cognitivo en etapas tempranas de crecimiento. Uno de los cambios también más habituales son los relacionados con los perfiles hormonales y una consecuencia conocida de la prolongada

Comilona de un practicante de restricción calórica, ¡un día es un día!

reducción de calorías es la esterilidad, algo que los ayunantes celebran, porque una tardía reproducción (o una falta total de capacidad reproductiva) también se ha asociado con un periodo de vida más prolongado. Algún estudio ha llegado incluso a correlacionar el ayuno con la adquisición de un patrón de expresión (el perfil molecular de la célula, caracterizado por la expresión o falta de expresión de cada uno de sus genes en un momento dado) “femenino” (ver referencia especializada 3), para mayor regocijo de los defensores de las dietas hipocalóricas si cabe, ya que es un hecho bien conocido que las hembras de muy diversas especies viven mas tiempo (ver por ejemplo esta entrada anterior). Qué cosas suben y qué cosas bajan en un perfil molecular feminizado son para mi un misterio.

Esta entrada fue publicada con anterioridad en el blog colectivo amazings.es

Referencias especializadas (en inglés y en revistas de acceso restringido):

1 Artículo de la revista Science presentando los resultados preliminares de la restricción calórica en monos:

Colman RJ, Anderson RM, Johnson SC, Kastman EK, Kosmatka KJ, Beasley TM, Allison DB, Cruzen C, Simmons HA, Kemnitz JW, & Weindruch R (2009). Caloric restriction delays disease onset and mortality in rhesus monkeys. Science (New York, N.Y.), 325 (5937), 201-4 PMID: 19590001

2 Artículo mostrando los resultados de un extenso estudio de restricción calórica con numerosos ratones de distintas cepas:

Liao CY, Rikke BA, Johnson TE, Diaz V, & Nelson JF (2010). Genetic variation in the murine lifespan response to dietary restriction: from life extension to life shortening. Aging cell, 9 (1), 92-5 PMID: 19878144

3 Feminización del patrón de expresión por restricción calórica:

 Estep PW 3rd, Warner JB, & Bulyk ML (2009). Short-term calorie restriction in male mice feminizes gene expression and alters key regulators of conserved aging regulatory pathways. PloS one, 4 (4) PMID: 19370158

32 opiniones en “Comer o no comer, esa es la cuestión”

  1. Muy interesante artículo … pero me parece que falta algo sumamente importante. Hacer un cálculo científicamente «racional» de lo que implica aquello de la «reducción calórica». Porque aquella imagen de la zanahoria con una uva ( o lo que sea) es francamente ridícula, así, puesta fuera del contexto de la debida «ingesta diaria», correspondiente a un adulto de más de 60-65 años. Hay un dicho muy antiguo que dice : «Toda exageración es vicio» …
    A estas alturas, existen listas, debida y seriamente estudiadas, de los «alimentos indispensables»; como también existen cálculos relativos a la necesaria ingesta diaria de calorías. ( Para hombres y mujeres ). Obviamente, se trata de cálculos para adultos en plena actividad, tanto física como intelectual. Pero, después de esas edades ( 60-65 años)indiscutiblemente, se produce paulatinamente una disminución de la actividad , la que, lógicamente, debería implicar una disminución, también paulatina, de la ingesta de calorías.
    (Esta «disminución de la actividad , va «ralentisándose» cada vez más, constituyendo el principal factor que lleva al efecto : «envejecimiento de las poblaciones» – como lo han denominado los sociólogos y economistas – con toda su traílla de muy importantes consecuencias de todas clases . Pero ése es un cuento aparte).
    Basados en los muy serios estudios sobre alimentación que actualmente están al alcance de todos los que se interesen en ellos, el sentido común nos puede indicar, bastante fácilmente, cómo debemos ir reduciendo nuestra ingesta de calorías ( de acuerdo a nuestras necesidades personales) manteniendo el principio de que esta reducción de calorías debe tener siempre presente la noción de los «alimentos indispensables». Es decir, se debe reducir las cantidades, pero manteniendo los principios científicos de la nutrición para poder mantener un organismo en óptimas condiciones. En resumen, debe reducirse las calorías derivadas de la «cantidad»… no las derivadas de la «calidad» de los alimentos.
    Una buena y muy fácil técnica para conseguir esto es aumentando a cinco el número de ingestas diarias, y reduciendo paulatinamente las acostumbradas cantidades totales diarias, distribuyéndolas entre las cinco ingestas.

    1. Gracias por el muy elaborado comentario Adriana. Pese a que todo lo que dices pueda resultar muy sensato, el fenómeno de restricción calórica, tal como se considera en investigación biomédica, va mucho más allá de una lógica adecuación de la ingesta de calorías a la actividad física realizada, y por tanto de una disminución a edades avanzadas. Estamos hablando de reducciones en la ingesta de calorías de un porcentaje muy serio y con consecuencias en la longevidad muy notables.
      Un saludo,
      Manuel

  2. Muy estimado Manuel:
    Como de costumbre agradezco su muy rápida y gentil respuesta. Acuso recibo también del «golpe de ubicatex» respecto de la «profundidad» de la investigación bio-médica referente a la restricción calórica con sus «notables consecuencias en la longevidad». Pero, mi punto de vista es el siguiente: Me parece que en páginas como las suyas, cuyos lectores deben ser principalmente personas a quienes les interesa directa y muy personalmente el tema ( me refiero a personas mayores… por ejemplo yo tengo ya casi ochenta y ocho años) debería darse una reflexión práctica entre todas esas interesantísimas investigaciones con la «vida real» de las personas que estamos atravesando este estadio de la vida… Porque «la longevidad por la longevidad» … debe ser muy, pero muy interesante para jóvenes investigadores, pero para nosotros (los que creo debemos constituir la mayoría de sus lectores ) tiene solamente un interés relativo. Nos interesaría tal vez que , a la vez que se realizaran esas sesudas investigaciones, se fueran obteniendo algunos resultados parciales prácticos, que pudieran aplicarse a los que estamos viviendo realmente este «boom» que no de la «longevidad», sino de la «esperanza de vida en cada vez mejores condiciones».

    Por eso es que pienso que, mientras los ratoncitos no nos cuenten cual es el resultado final de los experimentos a que los tienen sometidos, alguien tan preparado como Ud., podría ir reflexionando en algunos «avant-première » de la película de fondo, que pudieran ayudar a llevar adelante en las mejores condiciones posibles ( y lo que es más importante, en las mejores condiciones productivas, tanto para los seres humanos como para la sociedad) este «envejecimiento ralentizado» en que estamos embarcados la gente de mi generación y adyacentes. ¿No cree Ud. que eso tendría un enorme sentido?
    Un cordial saludo de
    Adriana

    1. Estimada Adriana, por desgracia no siempre puedo contestar con la misma rapidez, le ruego me disculpe. Contesto a alguna de sus afirmaciones.
      Sinceramente no tengo la menor idea de cuál es el rango de edades de los lectores de este blog. No tengo, sin embargo, la misma sospecha que usted y dudo de que en su mayoría se trate de gente de avanzada edad, más que nada porque el acceso y uso de internet en ese grupo de edad no está muy extendido.
      Nadie estudia la «longevidad por la longevidad» más allá de como se estudia «el cáncer por el cáncer» o «la diabetes por la diabetes». Toda investigación tiene un aspecto fundamental, básico, sobre el que se desarrolla posteriormente la investigación aplicada. No dude usted de que cualquier avance en cualquier campo de la biomedicina se producirá siempre tras numerosas investigaciones básicas.
      No alcanzo a entender esa diferenciación que hace entre «longevidad» y «esperanza de vida en cada vez mejores condiciones». En eso consiste una mayor longevidad, en alcanzar cada vez una mayor esperanza de vida para la población a través del desarrollo de unas mejores condiciones de vida. No existe prolongación de la vida sin mejora de la salud, ni a nadie interesaría.
      Nunca encontrará en este blog ni de mi parte, consejo alguno derivado de investigaciones no concluyentes. Pero eso no quiere decir que no pueda encontrar consejos ya sobre algunos aspectos relacionados con una mayor longevidad que se han podido ir desvelando en investigaciones desarrolladas en los últimos años. Le invito a que se dé una vuelta por el blog y los lea.
      Un saludo y muchas gracias por su comentario,
      Manuel

  3. Jajajaja… ¡Gracias! …
    Quiero agregar que la «longevidad» de la especie «homo sapiens», no ha conseguido sobrepasar los consabidos más o menos, 120 años ( casos documentados)… mientras que «la esperanza de vida» es cada vez más larga. Es decir, en estos momentos, cada vez es más la gente que llega ( y traspasa) la meta de los cien años. Y, la gracia de ello es que, cada vez también, esto sucede en mejores condiciones de salud (tal vez posible de ser traducida en una virtual extensión de la capacidad productiva, mental y física). Parecería que el fin último, sería conseguir llegar «lo más sano posible» a la inevitable muerte… (Para mal de los pecados de sociólogos y economistas que no saben cómo enfrentar la catástrofe que esto significa para la sociedad, establecida bajo las pautas económicas y de «protección social» en que hasta aquí estaban en ejercicio … dicho sea de paso .. jaja). Y esto se debe, principalmente, estoy totalmente de acuerdo en ello, a la investigación científica básica y la aplicada. Pero …

    Pasando a otro tema. Hurgando en Internet acerca de Ud. ( cosa que puedo hacer rara vez, ya que, debido a mi avanzada edad, dispongo de muy poco tiempo) me encontré por ahí con una interesante promesa suya: la de publicar una página conteniendo «bibliografía fundamental, especialiada y divulgativa», como tambien algunos «enlaces a sitios en Internet con información relevante para la invrestigación del envejecimiento» … Como todo eso es de mi mayor interés, le ruego, si le fuera a Ud. posible, me indique si la mencionada página ya fue publicada ( y dónde). El tema al que estoy abocada actualmente es el de la «Plasticidad Cerebral». Si Ud. pudiera indicarme el nombre de algún autor que se haya especializado en ello … le agradecería infinitamente su buena voluntad.
    Lo saluda muy cordialmente, como siempre, su fiel lectora y admiradora…
    Adriana

    P.S. Me llama la atención lo que Ud, dice acerca del acceso a Internet de la gente de mi edad, ya que yo que vivo, literalmente en el fin del mundo ( aunque soy chilena, por una infinidad de razones resido en La Paz, Bolivia) me comunico a través de este medio con mucha gente de mi generación…

    1. Estimada Adriana, me temo que la diferencia entre longevidad y esperanza de vida depende de cómo definamos ambos. En mi caso tiendo a usarlos indistintamente. Es cierto que hemos retrasado sensiblemente la esperanza de vida media al nacer (y a casi cualquier edad), sin que hayamos afectado, aparentemente, la vida máxima. No creo sin embargo que ese sea un objetivo real de la inmensa mayoría de los científicos implicados en este área de investigación. Sin duda aumentar el periodo de vida con buena salud es un objetivo mucho más real y deseable.
      Con respecto al asunto que relata, el de haber hurgado acerca de mi (pese al poco tiempo de que dispone debido a su avanzada edad?!?!?!, pensé que a edades avanzadas se disponía de más tiempo) y haber encontrado mi promesa de publicar bibliografía y enlaces relevantes, he de confesar que se trata de un proyecto poco realista debido a mi escasez de tiempo disponible (y eso que aún no he alcanzado la mitad de sus años). No obstante, procuro citar referencias en mis entradas en donde encontrar la fuente original de las investigaciones que comento, además de incluir links a sitios en donde uno puede ampliar conceptos.
      De nuevo muchas gracias por leer el blog y por sus comentarios,
      Manuel

  4. ¡Hola Manuel! Interesante tu artículo… he encontrado que una de las formas de prolongar la juventud es el ejercicio… no quiero decir longevidad, pero sí juventud; me explico: haciendo ejercicio me siento con más energía durante el día (seguramente porque el metabolismo está más acelerado); mis músculos y articulaciones son flexibles y ágiles; duermo de maravilla; vivo con muy poco estrés; mi salud es muy buena… etc.

    No sé si el ejercicio ayude a aumentar el número de años que uno puede vivir, pero sí estoy segura de que ayuda a vivirlos mejor, como cuando uno tiene 20 años… las ventajas de hacer ejercicio son inmensas en comparación con las desventajas que se le pudieran encontrar… otro ejemplo muy claro es que puedo comer lo que yo quiera durante el día y quemo todas esas calorías en el ejercicio aeróbico…

    No sé si el ejercicio podría aumentar el número de años que vamos a vivir, pero sí estoy segura que se puede prolongar los beneficios que teníamos en la juventud y sentirnos tan jóvenes como queramos…

      1. ¡Hola Manuel! Leí el enlace que dejaste y creo entender que el ejercicio genera mitocondrias saludables aún cuando se tenga una enfermedad mitocondrial ¿es así? pero surge una pregunta… el ejercicio produce mitocondrias saludables pero también el ejercicio produce radicales libres que pueden lesionar esas mitocondrias saludables ¿cierto?

        Me dio risa lo que escribiste “Todo lo contrario a los humanos, que aún teniendo pruebas científicas del beneficio del ejercicio físico no nos movemos del sofá si no es porque se haya acabado la cerveza” ¿tú sí haces ejercicio?

        Montse

  5. En primer lugar nunca se ha doblado la vida de las ratas con RC, lo más que se ha conseguido es algo más del 50 %. El aumento es similar tanto en vida media como en vida máxima.
    Si tenemos en cuenta que en Estados Unidos, por ejemplo, el 72 % de los hombres tienen sobrepeso u obesidad, el reducir las kilocalorías que consumen un 25 o 30 % no sería nada extraordinario. Según las Guías Dietéticas Americanas 2010 el consumo medio de los hombres es de 2640 kilocalorías, aunque se piensa que los que tiene exceso de peso infravaloran lo que comen.
    Mirando la fotografía de los monos Rhesus no veo claras las diferencias. Habría que verlos
    de cuerpo entero.
    En la URL siguiente creo que se ve mejor cual es el más joven. El de la derecha es CR.

    Un saludo, Julián

    1. Efectivamente Julián, gracias por la puntualización. Fue una pequeña «ida de olla» lo de doblar. Más bien, como comentas, aumentar un 50% la expectativa de vida. Lo cual, dicho sea de paso, no es nada desdeñable.
      No acabo de entender, sin embargo, tu referencia a la obesidad en EEUU y a reducir calorías entre esa población. Por supuesto que en poblaciones con exceso de ingesta de calorías parece sensato plantear campañas de reducción de las mismas. Pero eso no entra en contradicción con investigar el potencial efecto positivo para la salud y/o la longevidad que la restricción calórica pueda (o no) tener en el organismo. Si logramos entender esa respuesta y diseñamos estrategias que nos permitan modularla, quizás estemos en disposición de usar una herramienta muy útil.
      Con respecto a la foto que muestras con ese link, estoy de acuerdo en que ahí se aprecia aún mejor la diferencia.
      Gracias de nuevo,
      Manuel

  6. Gracias por el comentario Montse. Efectivamente, como ocurre siempre con los sistemas biológicos, todo está relacionado y muchas veces las consecuencias de alterar algo son impredecibles. Por eso se impone siempre la prudencia en las conclusiones científicas y se insiste en la necesidad de corroborar las observaciones, etc, hasta poder concluir algo.
    Esta relación entre ejercicio físico – mitocondrias – radicales de oxígeno y cómo puede todo ello afectar al envejecimiento es un ejemplo perfecto de esto que decimos. En próximos capítulos, más.
    Un saludo,
    Manuel

  7. Ya estaré leyendo esos otros capítulos que escribas sobre mitocondrias, ATP, ejercicio, radicales libres, gasto energético, longevidad, etc. Gracias por contestar a mis comentarios y felicidades por tu blog.

  8. Mi referencia a la restricción calórica en personas de Estados Unidos con sobrepeso u obesidad es simplemente un ejemplo de RC que considero claramente saludable.
    Las personas que participaron en la primera fase del estudio CALERIE tenían todas sobrepeso y les redujeron la energía un 25 % sobre su consumo habitual durante seis meses con la mejora en los parámetros metabólicos que comentas en tu artículo.
    Un saludo, Julián

    1. Julián, la restricción calórica no pretende reducir una cantidad evidentemente exagerada de calorías. No está pensada como forma de enfrentarse a la obesidad. Incidir sobre la dieta de personas obesas no está relacionado con la restricción calórica.
      Un saludo,
      Manuel

  9. Quiero comentarte una contentario que haces en una contestación a Adriana con el que no estoy muy de acuerdo. Dices:»… cualquier avance en cualquier campo de la biomedicina se producirá siempre tras numerosas investigaciones básicas». Yo creo que esto no es cierto, a no ser que consideremos la investigación básica en un sentido muy amplio, pero no si la consideramos como investigación de fenómenos esenciales.
    Muchos descubrimientos biomédicos se han hecho sin investigación básica. Por ejemplo, el descubrimiento de la vacuna de la viruela por Jenner se basó en una observación de los granjeros: las personas que ordeñaban vacas sufrían una enfermedad benigna (viruela vacuna) que les producía pústulas en las manos y les protegía contra la viruela humana.
    El descubrimiento de la cura del escorbuto con cítricos por James Lind fue el resultado de un pequeño experimento con distintos alimentos en enfermos de escorbuto. Más de doscientos años antes los indios del Canada ya sabían como curarlo con una infusión de agujas de picea y se lo enseñaron al explorador Cartier.
    Actualmente la investigación básica es fundamental, pero creo que todavía puede haber descubrimientos sin investigación básica.
    Con respecto a la alimentación sobria y su relación con la salud, aparte del autoexperimento de Cornaro en el siglo XVI , debía de ser algo aceptado en el siglo XVII porque Cervantes en el Quijote da varios consejos referentes a ello: «come poco y bebe más poco que la salud del cuerpo se fragua en la oficina del estómago».

    1. Julián, interpretar cuando digo que cualquier avance en biomedicina se sustenta en investigación básica es falso porque Jenner desarrolló la vacuna hace siglos sin recurrir a investigación básica, es quizás sacar las cosas de contexto.
      Y sí, con respecto a la alimentación moderada y la salud existen multitud de sabios consejos populares y ancestrales. Las observaciones de Cornaro (demasiado generoso llamarlo experimento), que ya recogimos aquí (http://wp.me/pU6vc-5s) son un buen ejemplo de ello.
      Un saludo,
      Manuel

  10. Yo no he dicho que sea falso, sino que creo que no es cierto a no ser que se tome en un sentido amplio. Quizás lo saqué de contexto, pero los científicos os basáis en la precisión y es lo que yo he tratado de hacer.El de Cornaro si creo que fue un experimento, igual que creo que lo fue el de Jenner o el de Lind aunque supongo que no serían admitidos como tales por una revista científica.El de Jenner ahora no se podría realizar porque no es ético, igual que no lo es el que realizó Sidney Farber cuando aplicó la aminopterina directamente en un niño con leucemia. A pesar de ello este último dio origen al nacimiento de la quimioterapia moderna contra el cáncer.
    Un saludo, Julián

    1. Los científicos tendemos a basarnos en la precisión cuando hacemos ciencia porque es útil y muchas veces preciso, pero no necesitamos basarnos en ella en todos y cada uno de nuestros actos vitales ni pronunciamientos. Aún así no sé a dónde conduce este debate. Si el interés es demostrar que se pueden hacer avances sin tener ciencia básica, lo siento, pero no. Ni el ejemplo de Jenner y su vacuna de la viruela me sirven, porque si no se hubiesen tenido conocimientos derivados de la meticulosa observación que realizó Jenner previa a su «experiencia» inoculando un niño, ni se hubiesen realizado toda una enorme cantidad de investigaciones básicas previas al desarrollo moderno de la vacuna a escala global, no se hubiese tenido éxito con la vacuna de la viruela. La dicotomía ciencia básica vs ciencia aplicada es falsa y errónea. Ambas están intrínsecamente relacionadas y son necesarias.
      Insisto, lo de Cornaro no es un experimento, es una anécdota personal de dudosa veracidad. Lo de Jenner es anterior a la biomedicina moderna. Farber fue un pionero, pero no fue el primero en desarrollar la quimioterapia, y para sus experimentos se basó en conocimiento básico, lógicamente.

  11. Sencillamente genial. Aqui uno de tus ávidos lectores emocionado por la vuelta a la actividad de tan ilustre bloguero. Menor de 30 años y dedicado a la investigación no básica, basiquísima si se me permite este vocablo. Por lo que me ha sido imposible no verme involucrado en tan interesante debate. Es triste ver que aun hay quién piensa que la investigación básica no es la base indispensable (valga la redundancia) de los descubrimientos que finalmente se aplican en la clínica. Lo achaco a la desinformación o al exceso de pragmatismo. Pero no olviden que detrás de esa pastilla que tantos beneficios les reportan hay una gran cantidad de conocimientos acumulados gracias al esfuerzo de muchos investigadores.

    Gracias a todos, especialmente a Manuel, por hacer que venir a trabajar un Sabado no sea el suplicio que cabría esperar.

  12. Manuel, tienes razón en que Farber no fue el primero que utilizó la quimioterapia contra el cáncer con resultados positivos. Anteriormente la habían utilizado Gilman y Goodman. Anteriormente también la utilizó Paul Erlich pero no obtuvo resultados positivos en el caso del cáncer.
    Respecto a Cornaro, llamar anécdota al régimen que siguió durante más de 60 años no me parece correcto.
    Respecto a lo que dice SapMan de que detrás de una pastilla hay gran cantidad de conocimiento acumulado, nadie lo ha puesto en duda.Tampoco he negado en ningún momento la importancia de la investigación básica. Gracias a la investigación básica y al descubrimiento del gen Bcr-abl ha sido posible el desarrollo del Gleevec específico contra la proteína que produce ese gen. Lo ideal sería saber que causa la enfermedad antes de buscar el remedio. Pero a veces se descubre el remedio y no se sabe la causa de la enfermedad o como actúa el remedio.Ejemplo: la curación del escorbuto.
    A mediados del siglo XX se descubrió la relación del hábito de fumar y el cáncer de pulmón mediante estudios epidemiológicos de caso control y de cohortes y aplicando la estadística.No creo que esto se pueda considerar investigación básica.
    Un saludo, Julián

    1. Tienes un buen ejemplo en el desarrollo de la quimioterapia. Una cosa es que la investigación tenga un objetivo totalmente aplicado y que se lleve adelante atendiendo a la efectividad del resultado, más allá de que tengamos un mayor o menor grado de entendimiento del proceso molecular que está sucediendo, y otro que toda investigación que llamamos aplicada no tenga un fuerte componente, o se apoye de manera determinante, en conocimiento básico. El desarrollo de Gilman y Goodman a partir de la observación del efecto del gas mostaza sobre células linfoides, está totalmente basado en conocimiento básico previo sobre los componentes del sistema linfoide y se produjo mediante experimentación de laboratorio con ratones primero, antes de poder llegar a un desarrollo aplicado posterior.
      En todo caso, te recuerdo mi afirmación: ”… cualquier avance en cualquier campo de la biomedicina se producirá siempre tras numerosas investigaciones básicas”. Y como «producirá» es tiempo futuro, tendrás que estar de acuerdo conmigo en que los descubrimientos de los indígenas canadienses de hace siglos para evitar el escorbuto no entran dentro de la categoría de medicina del futuro. Querer defender ahora que la investigación básica no fue determinante en el desarrollo del conocimiento empírico de poblaciones indígenas de hace siglos … lo veo innecesario. El contexto en el que se produce esa afirmación es en respuesta a un comentario de Adriana en el que venía a criticar que «investigar por investigar» no era útil y que quisiera ver más contenido práctico, aplicado, derivado de las investigaciones del envejecimiento. Mi respuesta a esa afirmación fue que cualquier avance vendría tras muchas investigación básica, puesto que no es realista esperar que podamos «encontrar» soluciones que partan de la nada, de un pase de magia en el aire.
      Un saludo,
      Manuel

  13. Tienes razón en lo de que Gilman y Goodman se basaron en investigación básica. Yo no he dicho lo contrario.
    Respecto al escorbuto me refería más bien al experimento de James Lind de 1747 , aunque reconozco que no es medicina del futuro.
    Dime que opinas sobre el estudio epidemiológico sobre el tabaco y el cáncer de pulmón.
    Gracias, Julián

    1. Julián, sé que te refieres al «precursor» del ensayo clínico realizado por James Lind para encontrar una solución al escorbuto entre los navegantes de la época.
      El estudio epidemiológico de asociación entre el tabaco y el cáncer de pulmón fue un estudio demoledor a partir del cual no quedó más remedio que reconocer la total asociación entre este tipo de cáncer y el consumo de tabaco. No tengo mucho que opinar (?!).
      Ah, y antes no te comenté por qué digo que lo de Cornaro no es un experimento, si no una anécdota. Que una persona refiera en un escrito lo que dice ser su experiencia no es un experimento por varios motivos. Por ejemplo, la «n» es 1. Eso es una anécdota. Necesitaría una colección de anécdotas para pasar a ser un experimento. Las condiciones del «estudio» no estuvieron (lógicamente) controladas. No existen «experimentos control». De hecho, ni siquiera está claro cuáles eran las afecciones que aquejaban a Cornaro. Ni está claro el efecto causado por su «intervención». La autoevaluación no puede ser considerada una medida estricta y rigurosa. Existen varios datos que prueban que la conclusión final de la «anécdota», es decir, su mayor longevidad, está falseada, ya que su fecha de nacimiento-muerte, parece no ser la verdadera.
      Un saludo,
      Manuel

  14. Simplemente trato de aclararme. En este caso una simple anécdota en una persona se consideró como prueba de que la Helicobacter pylori provocaba gastritis. Con cumplir los postulados de Koch fue suficiente.
    Un saludo,Julián

    1. Bueno, eso es lo que habrás leído en la wikipedia. Prueba es algo más que un señor reportando en una publicación científica que se ha tragado Helicobacter y eso le ha provocado gastritis. Eso es indicio. Si eso no se repite por otra gente un buen número de veces (entiéndeme, no exactamente lo del trago) y no se aportan otra serie de pruebas independientes, no se considera una prueba.

  15. No lo he leído en la Wikipedia.He leído artículos en libros y en internet. Lo más interesante para mí ha sido el discurso del Nobel Barry Marshall: Helicobacter conections.
    Un saludo, Julián

    1. Hay que estar dispuesto a creerse algo fantástico sólo porque lo diga alguien que es premio Nobel, aunque no deje de ser un ser humano, para pensar que la anécdota de tragarse Helicobacter es el experimento crucial que demostró a la comunidad científica sin lugar a dudas la conexión con las úlceras. Sirvió para llamar la atención, pero luego fue la ciencia sólida la que hubo de emplearse para definir esa conexión.

Replica a fuentedelaeternajuventud Cancelar la respuesta